¡Bajad el aliento, y si
el antebrazo baja,
si las férulas suenan, si es la noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestres
si hay ruido en el sonido de las puertas,
...
César Vallejo

Este mes de mayo las tierras del cementerio civil de Almagro, un pueblo de 9 mil habitantes de la provincia de Ciudad Real (Castilla La Mancha), están siendo protagonistas de un trabajo de esos que, en medio de tanta infamia, ennoblecen al género humano. En una fosa común de dicho cementerio fueron enterrados 28 cuerpos asesinados por el régimen franquista. 3 años después del golpe de Estado del 18 de julio del 36, perpetrado por las fuerzas reaccionarias nacionales apoyadas por el fascismo internacional de Hitler y Mussolini, el proyecto democrático de la II República española quedó interrumpido. Los vencedores emprendieron una ola de represión contra quienes simplemente habían defendido la democracia, que colocó a España en la cabeza de los países con más asesinados en las cunetas.

Las maltratadas gentes y tierras de Castilla, en La Mancha del Quijote, vivieron en sus carnes una represión tenaz. «Solo en la provincia de Ciudad Real, hay las mismas víctimas que en toda Cataluña», nos relata Jorge Moreno, antropólogo social y cultural de la UNED e investigador de Mapas de Memoria, quien forma parte del equipo que se está encargando de la exhumación de esta fosa del cementerio civil de Almagro, donde 8 décadas después, todavía se encuentran enterrados 26 cuerpos de vidas asesinadas por la dictadura.

Un equipo de arqueólogos, antropólogos forenses y sociales, historiadores, restauradores y voluntarios trabaja en estos días para dar dignidad a cuerpos y familias. «Me gusta mucho una frase que dice una compañera que es que los antropólogos sociales e historiadores trabajan de la fosa para arriba y nosotros de la fosa para abajo», relata María Benito, profesora del departamento de Medicina Legal de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y directora del equipo forense. La fosa para abajo «es la parte más forense. La arqueología es la búsqueda y recuperación de esos cadáveres, a través de métodos como la excavación y la documentación, luego está la parte de la antropología forense, que es el estudio de los restos humanos, ya en laboratorio, para luego poder también tomar muestras para ADN», cuenta el responsable de la excavación, Nicolás Marquez-Grant, arqueólogo forense de la Universidad de Cranfield de Reino Unido. Mapas de Memoria se encarga de desarrollar el trabajo de la fosa para arriba. La antropología social tiene la importante tarea de investigar y entrevistar a las familias para tirar del hilo de la memoria. Como describe Jorge Moreno, se trata de posibilitar «que haya un contexto en que estas familias puedan abrirse como se abre la tierra para encontrar los restos».

Desde Vocesenlucha, tuvimos el honor de acompañar a este hermoso equipo en sus labores de búsqueda y en su ejercicio de desenterrar la memoria tras tanto silencio y tanto olvido. Estas «semillas» audiovisuales son un pequeño testimonio de este gran y necesario trabajo que, como expresa Isabel Angulo, restauradora de bienes culturales del equipo, trata de «cerrar heridas».