Mujeres en Venezuela 4. Edimar Martínez
Por Guillermo Cieza
«Elegí hacer Revolución pronto»
Cuarta entrega de Mujeres en Venezuela, una serie de entrevistas realizadas en tierras bolivarianas por el educador popular Guillermo Cieza. Esta entrevista se realiza el 27 de julio de 2018, menos de un mes antes de la entrada en vigor de las nuevas medidas del Plan de Recuperación Económica del 20 de agosto.
Edimar Martínez, tiene 30 años, es Licenciada en Gestión Social, egresada de la Universidad Bolivariana de Venezuela UBV, trabaja en Corpivensa, que depende del Ministerio de industrias, no tiene hijos, vive con su mamá, su hermana, su hermano y sobrinos, gana 13 millones de bolívares por mes.
¿Qué tarea desempeñas en tu trabajo actual?
Mi trabajo ha sido como responsable en la parte operativa y logística de las Batallas Productivas. He estado encargada del tema de la movilización del Ejército productivo obrero, ya que una parte de esa organización la estaba impulsando el presidente de Corpivensa
¿Cómo haces para vivir con trece millones de bolívares cuando un cartón de huevos cuesta cinco millones?
No compro huevos (risas). Bueno, aquí en el trabajo tenemos una gran ventaja, que es acceder a la Caja CLAPS y poder comprar de vez en cuando en operativos de hortalizas, de comida, y una se va bandiando. El tema del pasaje es lo más crítico porque tener efectivo es muy complicado. Y entonces para la movilización estoy pendiente de pedir cola a gente que conozco.
Pedir cola significa que alguien que hace el viaje te lleva gratis en su vehículo
Sí, que te lleven gratis. Los fines de semana viajo a Maracay donde está mi familia y viajar desde la terminal terrestre es imposible, te exigen efectivo, hay muchísima gente y cuando se hace más tarde, más te cobran. También te cuento que como estuve en la Aviación a veces pido cola en el transporte militar que todos los viernes sale para Maracay.
Me acordaba que estuviste en la Aviación. Alguna vez te conocimos como la teniente Edimar, pero antes de eso tuviste una vida. ¿Por qué no nos cuentas?
Nací en Barquisimeto, en el Estado de Lara. Allí viví hasta los nueve años. Luego nos mudamos a La Guaira y estábamos allí en 1999, cuando fue la tragedia de Vargas. Subió el mar, se desbordaron los ríos y se cayeron algunos cerros. La casa de mi familia fue una de las que el río se llevó. Fue así que fuimos a parar a la casa de un primo en Aragua, pero como éramos mucha gente fuimos a un refugio con mi mamá y mi hermano.
¿Qué recuerdos tienes del refugio?
Yo tenía 11 años. Estábamos refugiados cerca de la Villa Olímpica del Estado Aragua, había mucha gente tratando de sobrevivir, más de seiscientas familias en la Villa Olímpica. No había espacio. Lo que más me acuerdo de que había gente tratando de proteger lo poco que les había quedado y otros que trataban de quitarles lo que tenían.
Años después te conocimos en los talleres Mariátegui y trabajabas en la Gobernación. ¿Cuéntanos qué sucedió después que saliste del refugio?
Bueno yo salí de allí, no pudimos refugiarnos allí porque no había espacio y fuimos a un galpón donde estaba toda mi familia viviendo. Después ese galpón hubo que desocuparlo y fuimos a Santa Lucia que es un caserío rural, en Magdaleno. Después pudimos comprar una pequeña parcela, nos hicimos una pieza como para meternos, después nos fuimos haciendo la casa y allí vivimos.
¿Y allí empezaste a estudiar?
Sí. Y después tuve la posibilidad de ir a la Universidad y me gradué. Me presenté a unas entrevistas de la Secretaría del Poder Popular de la Gobernación de Aragua y quedé allí trabajando. Y allí arranque con todo lo del apoyo a la organización de Consejos Comunales y Comunas. Fui parte del equipo regional de formación de Comunas y fui responsable del Eje 4, del Estado Aragua que era toda la parte rural. Y fue entonces que nos conocimos, cuando nos mandaron a participar en los talleres Mariátegui, que estaban convocando a todas las Comunas a participar. Me vinculé a la propuesta y me quedé participando como parte de núcleo del Estado Aragua y participando de los Encuentros nacionales de formadores Mariátegui que se hicieron.
¿Y cómo terminaste en las Fuerzas Armadas?
Cuando salí de la gobernación, porque se terminó mi contrato, me quedé sin empleo y una compañera me dijo que estaban asimilando (incorporando) Licenciadas en Gestión Social en la Aviación. Y bueno, nos presentamos, porque la situación estaba muy ruda y yo llevaba casi un año sin trabajar. Y yo mantengo mis gastos y ayudo en mi casa desde que tengo 17 años. Mi mamá es costurera, pero en ese tiempo todavía no estaba pensionada. Y además yo seguía estudiando y quería pagar mis estudios. Entonces fui y me presente a todas las pruebas técnicas, psicotécnicas, las pruebas de física y me aceptaron. Después estuve entre cuatro y cinco meses en formación militar, acuartelada.
¿Qué significa acuartelada?
Acuartelada es un término militar. Significa que no podía salir, ni tener comunicación con nadie. El periodo de campo duró una semana, que ya es el simulacro de guerra que hacemos en la formación, con armas.
¿Qué armas utilizaste?
Tiramos con PGP que es una pistola de gran potencia y con fusiles AKA 103. Pasado todos esos periodos de formación me gradué como teniente de la Aviación Militar Bolivariana, oficial asimilado.
¿Cuál fue la tarea que te asignaron como oficial?
En la Aviación estuve dos años trabajando en el Comando de Personal, Oficina de Bienestar social, fundamentalmente llevando todo el proceso de pase a retiro o lo que se conoce como bajas y además en este departamento se lleva todo lo relacionado a los derechos sociales que tiene un militar, por ejemplo cuando muere un familiar, cuando nacen sus hijos, se casa, etc.
«El papel de la mujer en las Fuerzas Armadas cambió mucho con la llegada de Chávez»
¿Cómo se siente una mujer trabajando en la Fuerza Aérea, que como otras estructuras militares han sido diseñadas y están conducidas por hombres?
Dentro de la Fuerza Armada Bolivariana la fuerza Aérea es el componente más «cacheroso»…
¿Qué significa «cacheroso»?
Es el componente donde exigen más disciplina con respecto al uniforme, a la fachada del militar. En la Aviación es inconcebible, por ejemplo, que una mujer esté despeinada, o que tenga el uniforme arrugado, o que sus botas no estén bien pulidas.
¿Se presta atención a esos temas, a la formalidad?
Sí, parece mentira pero es así. El papel de la mujer en las Fuerzas Armadas cambió mucho con la llegada de Chávez, porque se la aceptó y está presente. Pero es difícil porque en todos los temas tienes que dar el doble. No es lo mismo un teniente hombre que se supone que es rudo, que asumen que no se va a morir, que en una guardia no va a tener ninguna novedad. En cambio cuando es mujer se asume que si está montando guardia puede tener novedades, problemas. Como mujer, como te decía siempre tienes que estar demostrando que eres capaz, que puedes afrontar cualquier situación. La vida de la mujer en las Fuerzas armadas es igual a la del hombre, es ruda, hay que pararse temprano, pero tienes que esforzarte el doble.
¿Alguna vez sufriste algún tipo de acoso o discriminación dentro de la Fuerza Aérea por ser mujer?
Por ser mujer no recibí acoso. Creo que lo tuve, más bien, por ser chavista.
«Antes de Chávez en las Fuerzas Armadas los altos cargos eran como una herencia que se sucedía de padres a hijos»
¿Por ser chavista?
Bueno, ocurre que después de Chávez en las fuerzas Armadas se han revuelto muchas aguas, y en particular en la Aviación, porque de allí se fueron muchísimos generales que estuvieron comprometidos con el golpe (de 2002). Entonces esa fuerza está como a prueba. Hay heridas. La Aviación siempre ha sido muy elitesca. En la aviación además están los pilotos. Se piensan que tienen más privilegios por ser los pilotos. Y antes de Chávez en las Fuerzas Armadas los altos cargos eran como una herencia que se sucedía de padres a hijos. Y eso se terminó, porque entró el pueblo que fuera capaz de estar allí. Por eso hay como dos generaciones, la de antes de Chávez y la de después de Chávez.
Y además de esos problemas que tienen que ver con tu origen social y tu posición política, hubo algún otro conflicto que tuviera que ver con tu experiencia anterior?
Bueno, ser militar es estar para cumplir órdenes, o para darlas cuando te toque. No se es militar para andar opinando cosas, o para criticar. Como yo venía de esa formación y nunca dejé de vincularme con lo que hacía mi pueblo, tenía una posición diferente con respecto a las injusticias que veía, por ejemplo contra la inmoralidad. La inmoralidad en las fuerzas armadas es no cumplir con los principios que están escritos. Por ejemplo un principio dice que el superior debe velar por sus subalternos. Entonces si hay una sola arepa y hay un superior y dos subalternos, se supone que la arepa se la tienen que comer los dos subalternos. Y yo veía que esas cosas no pasaban. Entonces yo decía: Y si el principio fundamental es ese, ¿Por qué no se cumple?… y bueno, por cosas como esa tenía problemas. Hay una ley que se llama Castigo Disciplinario Numero 6, donde todo está escrito. Porque todo en las fuerzas armadas está escrito y reglamentado, desde cómo vas a pedir permiso, como te vas a bañar, como te vas a peinar, como te vistes, como saludas. Y entonces yo decía: ¿Si todo esta allí escrito, porque no se cumple?
Digamos que se cumplía estrictamente solo lo que hacía a la formalidad
Eso mismo. Y bueno mucha gente me decía que yo no me daba cuenta dónde estaba. Que una cosa es lo que está escrito y otro cómo funciona. Y bueno creo que allí empiezan las principales injusticias. Yo pensé que podía entrar a las fuerzas armadas y seguir haciendo revolución allí, hablar con gente, con generales chavistas que conocí, muy comprometidos con el proceso, con valentía y con ganas de defender nuestra patria, hombres y mujeres que estuvieron al lado del comandante Chávez y que de una u otra forma fueron formados por él y que hoy en día siguen siendo parte de la Aviación Militar Bolivariana, pero llegarles a ellos no era fácil. Yo simplemente era una teniente, subalterna, nueva y mujer. Entonces tenía dos opciones. Esperaba unos 10 años en las fuerzas armadas, para tener un grado superior y ser escuchada, y empezar a ser parte de los que deciden, o irme a hacer revolución en otro lado. Yo estuve pensando un tiempo en eso y tuve que tomar una decisión. Y elegí hacer revolución pronto, porque la gente que está en la calle, con muchos problemas, no va a esperar diez años.
¿Qué es lo que aprendiste en tu paso por las Fuerzas Armadas?
Ser parte de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana me ayudó desde muchos ámbitos, aprendí a reconocer mis fortalezas físicas, aprendí hasta dónde puedo llegar si me lo propongo, aprendí las cosas que soy capaz de soportar tanto física como mentalmente, aprendí muy bien que «todo está en la mente», aprendí que estar en guerra necesariamente nos hace fuertes si queremos permanecer vivos, salvar a otros y salir victoriosos, aprendí a tomar decisiones rápidas pero certeras, aprendí que la disciplina y la moral son fundamentales para crecer como personas y lograr nuestras metas, conocí de Chávez el militar y su visión Bolivariana y aprendí a amar el uniforme patriota que te hace sentir distinto y preparado diariamente, conocí personas extraordinarias que siempre tendré en mi vida y definitivamente desde allí veo la vida con otro ritmo, quizás con valentía. Ser Teniente de la Aviación Militar Bolivariana me hizo crecer aceleradamente y engrandecer mi amor por la Patria Venezolana y además entender y escoger mi camino para hacer revolución.
«Creo que una de las debilidades de este cambio monetario es la comunicación»
¿Qué te parece estos nuevos cambios del bolívar soberano, que ahora se le sacan cinco ceros y que se ancla su valor con el precio del petróleo?
Con respecto a eso pienso que una vez que el pueblo estaba entendiendo lo del bolívar fuerte o tratándolo de entender, ahora todo vuelve a cambiar. Creo que la medida puede ser muy buena, pero ¿si no la entiende el que la va usar? Yo he escuchado que todo esto es para que la criptomoneda agarre fuerza, y que el Bolívar tenga un respaldo. Me parece bien, pero también creo que una de las debilidades de este cambio monetario es la comunicación. Al pueblo le falta información, pero aun así, el pueblo sigue echando para adelante todos los días, viendo cómo resuelve. Y el gobierno también tiene que resolver, con un billete con tres ceros menos, o con cinco ceros más, pero hay que resolver.
«Es un ejercicio importante para la revolución todo lo que está pasando con las empresas recuperadas»
Por tu trabajo has estado muy en contacto con las empresas RONCA. ¿Cuáles te parecen sus fortalezas y debilidades?
Yo llegue después que ya estaba armado el Sistema Ronca. Y tuve oportunidad de trabajar con algunas empresas desde las Batallas Productivas Obreras. Los que empezaron lo de las Batallas Productivas fueron 3 empresas de Guayana, INDORCA, CALDERYS Y EQUIPETROL que tiene gestión directa obrera. Sus presidentes son obreros que los eligieron los trabajadores de las fábricas. En una de ellas, Indorca, tuvieron 3 años comiendo mango (fruta tropical) para sostener la empresa y la sacaron adelante. Un compañero revolucionario que viene de esas experiencias me decía que el principal objetivo además de recuperar las empresas y ponerlas a trabajar con gestión obrera, era que esas experiencias fueran vistas, conocidas, visibles. Porque está bien, tenemos gestión obrera y muchas cosas que están escritas, pero volvemos a lo mismo, de lo que se está escrito no se hace nada. Esas empresas con gestión obrera directa allí están y yo creo que es un avance para la revolución, porque es el ejercicio directo de la transformación socialista. Ah, claro, que nos sentimos pocos, y además vemos que el poder de los otros nos golpea duro. Pero es un ejercicio importante para la revolución todo lo que está pasando con las empresas recuperadas. Aun cuando en este momento, los obreros sienten que están a punto de que le devuelvan las empresas a los privados. Igual la clase obrera sigue en resistencia creciendo con fuerza revolucionaria para evitar la invasión.
¿Invasión?
Si, invasión de los patrones, del poder.
«Necesitamos que estas empresas sean acompañadas y se fortalezcan para ganar ante los ataques económicos»
Y además de esta amenaza de invasión que se asoma en el horizonte, ¿cuáles te parece que son los principales obstáculos que hoy tienen las empresas recuperadas?
Que son un número. El feedback entre el Estado y las empresas recuperadas hace falta que tenga fuerza. Es como el punto y círculo que decía Chávez. Si tú dejas una empresa solita en medio del capitalismo, a esa empresa se la va a comer el capitalismo. La metalúrgica tiene que comprar materias primas y si el Estado no la apoya, los va a comprar en el mercado capitalista. Es decir, necesitamos que estas empresas sean acompañadas y se fortalezcan para ganar ante los ataques económicos que recibimos a diario del imperialismo que quiere acabar con nosotros, pero las empresas están, las tenemos, los trabajadores sobreviviendo, con unas esperanzas enormes y compromiso Bolivariano y chavista. Alguno dirá que no podemos depender del paternalismo, pero por el momento es fundamental el apoyo porque las industrias básicas y las intermedias que dependen del Estado son las que tienen las materias primas. Y finalmente, la producción depende de las medidas económicas que se tomen desde el Estado, del rumbo económico que se oriente para el país, no solo depende de lo que hagan los trabajadores de las empresas recuperadas, es un trabajo en conjunto desde los distintos niveles de nuestra Revolución Bolivariana.
Decías, que no tienes hijos. ¿Te pesa no tenerlos? ¿Cómo te sientes con esa situación? ¿Te sientes presionada socialmente a tenerlos?
En lo personal me siento bien como estoy, sin hijos. Me siento libre y con oportunidad de seguir haciendo muchas cosas. Y mi familia por supuesto que quisiera que tenga hijos. Mi mama sobre todo, siempre me habló de los nietos. Años atrás lo hacía mucho más y también mis hermanas. Nosotros somos cuatro hermanos y yo soy la única que no tiene niños.
«Eso es parte del sistema machista. De que la mujer está para tener hijos»
Tengo la impresión que en la cultura del pueblo venezolano los hijos dan a una mujer carnet de decencia, aunque no se sepa quién es el padre. ¿Lo has sentido así?
Sí, claro. Eso es parte del sistema machista. De que la mujer está para tener hijos. Y bueno, es así como aportamos a la reproducción del sistema capitalista. Es como que la mujer tiene que tener una edad para casarse, para tener hijos, para formar una familia. Y si no es como que eres solterona, o que no tienes sensibilidad materna. Creo que mucha gente todavía piensa así, de manera antigua. Yo saco la cuenta por mi mamá, a la que siempre le digo que hay mujeres que no nacieron para ser madres, sino para hacer otras cosas. Y que cuando lucho, y cuando hago lo que hago, lo estoy haciendo por los hijos de mis hermanos y todos los hijos de esta Patria. Y creo que a mi mama la estoy convenciendo.
Yo creo que en Venezuela la concepción sobre ser madre ha cambiado. Sin ser presumida, que una mujer como yo de clase baja con 30 años, se haya graduado en la universidad, que esté trabajando, que no dependa de un hombre económicamente para vivir, puede ser un ejemplo de que se puede hacer. Que hay otros caminos.
«Aquí puedo ser libre y puedo hacer revolución»
¿Porque no te vas de Venezuela? ¿Lo has pensado?
Nunca. No se me pasa por la cabeza. Aquí puedo ser libre y puedo hacer revolución. Siento que no podría vivir en otra parte. Aquí yo conozco a los venezolanos. Sé quiénes son, cómo son, y además hay muchas cosas por hacer. Irme, en lo personal, y decir que soy revolucionaria sería como una contradicción. Sería como traicionar lo que creo. Aquí se van los que pueden. Los que pueden económicamente y los que pueden moralmente hacerlo. Y yo no podría. Y no es un tema de alejarme de mi familia, porque cuando estaba en las fuerzas armadas me alejé mucho. Es con la Patria, con la construcción. Si estoy en este barco y hay posibilidades de que no se hunda lucharé para que no pase. Pero yo estoy ahí y aporto. No es que ahora, salgan las mujeres y los niños, se quedan los hombres. No.
Caracas 27/7/2018
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