
DIEZ CLAVES PARA EL ANÁLISIS Y CONSTRUCCIÓN DE PERSPECTIVAS
Por Alba Movimientos
«La Revolución Bolivariana sigue siendo el proyecto nacional de mayor inversión social del continente. Tiene un modelo de democracia directa con más de treinta elecciones y siete consultas populares»
24 de diciembre de 2025 | Fuente: Alba Movimientos | Foto: Utopix
1. Un mundo en crisis
El modelo de sociedad que Occidente impuso al mundo se encuentra en una crisis general y estructural. La financiarización de la economía, la sobreexplotación de la naturaleza, el endeudamiento permanente y la guerra como mecanismo de acumulación y regulación han llevado al capitalismo a un punto de quiebre. Frente a esta crisis, la Administración Trump, como representante de los intereses de una amplia facción de la burguesía estadounidense, despliega múltiples movimientos para garantizar su supervivencia y la continuidad de la acumulación, profundizando las lógicas de dominación y saqueo.
El despliegue militarista que apunta contra Venezuela es parte de este escenario y debe ser interpretado como una acción deliberada del imperialismo estadounidense para apropiarse del petróleo venezolano y reimponer el control político, económico y militar sobre América Latina y el Caribe. En esta nueva etapa del imperialismo, el fascismo y su contraparte, el sionismo, se esgrimen como arma contra los pueblos: asesinatos en nuestros mares, criminalización de la migración, persecución política, militarización de la vida social y represión abierta ejecutada tanto por Estados Unidos como por gobiernos subordinados de la región. El objetivo es el mismo de siempre: recomponer su hegemonía, en este caso, por la fuerza.
2. Estados Unidos está atacando a América Latina y el Caribe
Estados Unidos no “amenaza” con una guerra: ya la está ejecutando. Ocho buques de guerra, cincuenta aviones, un submarino y miles de soldados han sido desplegados en aguas de nuestra región. A la fecha, se han registrado bombardeos contra al menos 25 embarcaciones, con un saldo de 93 personas asesinadas. Estos hechos ocurren en territorio marítimo latinoamericano y caribeño, y constituyen una agresión directa, sostenida y planificada.
No es un conflicto entre dos Estados. Es una ofensiva contra Nuestra América. La amenaza no se limita a Venezuela: el presidente de Estados Unidos ha amenazado abiertamente al presidente de Venezuela, al presidente de Colombia y a la presidenta de México. El mensaje es claro: ningún país que ejerza soberanía real está a salvo. Hoy es Venezuela; mañana, cualquier pueblo que se atreva a desafiar el orden imperialista.
3. No eran drogas ni terrorismo: es el petróleo, y ya lo dijeron
El discurso de la “lucha contra las drogas” y el “combate al terrorismo” ha quedado completamente desmontado. El propio presidente de Estados Unidos lo ha declarado sin disimulo en redes sociales y entrevistas: el objetivo es imponer un bloqueo naval contra Venezuela hasta “recuperar el petróleo y las tierras que les robamos”.
En esta misma tónica, voceros oficiales de la Casa Blanca han afirmado que Estados Unidos “creó” la industria petrolera venezolana y que, por tanto, la nacionalización constituyó un “robo” de petróleo, tierras y activos. Estas declaraciones solo pueden entenderse desde la lógica colonial de la Doctrina Monroe, proclamada hace más de 200 años, según la cual el hemisferio es esfera propia de los Estados Unidos y su destino manifiesto es ser explotado para beneficio del Norte global.
4. La Doctrina Monroe revivida: colonialismo y miseria
Lo que durante años fue una hipótesis política hoy se confirma abiertamente. El Departamento de Estado, al publicar su Estrategia de Seguridad Nacional, expone con claridad la visión geopolítica del gobierno imperialista. Este documento, que debe ser estudiado y debatido por el pueblo trabajador y los movimientos sociales, plantea sin ambigüedades la necesidad de recomponer la influencia de Estados Unidos en el hemisferio occidental.
Allí se consagra el relanzamiento de la Doctrina Monroe, ahora con un nuevo Corolario Trump: injerencia, militarización, sanciones, bloqueos e intervenciones directas. El resultado histórico de esta doctrina ha sido siempre el mismo: dependencia, dictaduras, saqueo de los bienes comunes, violencia contra los pueblos y como resultante la más profunda miseria.
5. Necesitamos un mundo sin imperios
Frente a esta ofensiva, afirmamos que la humanidad necesita un mundo sin imperios, basado en la cooperación entre los pueblos, el respeto a la autodeterminación y la defensa de la vida, de los territorios y de los bienes comunes. El imperialismo no es una fatalidad histórica: es una fase concreta del capitalismo, como lo explicó Lenin, caracterizada por la concentración del capital, la dominación financiera y la guerra como mecanismo de expansión. Como también nos enseñó el Che Guevara, el imperialismo no puede ser reformado ni humanizado: debe ser enfrentado y derrotado mediante la organización consciente, internacionalista y solidaria de los pueblos. La lucha contra el imperialismo es, hoy como ayer, una lucha por la vida y por la dignidad humana.
Por todo esto hoy ponemos al centro el mundo multicéntrico y pluripolar al que apuntó Hugo Chávez, ese es el nuevo horizonte más allá de Bandung, es una tarea inaplazable de los pueblos del Sur Global tensionar esta perspectiva desde los movimientos sociales y populares, desde los partidos de izquierda y tensionando gobiernos que defiendan la soberanía y los intereses de nuestras regiones, debemos empujar el campo de los BRICS como herramienta antiimperialista y de construcción de un modelo civilizatorio decolonial.
6. Es el momento de la unidad latinoamericana y caribeña
La historia nos convoca nuevamente a la unidad. Solo la articulación de los pueblos, los movimientos sociales, la clase trabajadora y los proyectos populares de América Latina y el Caribe permitirá frenar la ofensiva imperialista y abrir caminos de emancipación real. Para nosotras y nosotros, la integración no es un discurso ni una consigna vacía: es una necesidad estratégica. Así lo entendió Simón Bolívar cuando advirtió que la desunión nos condenaría a la dominación extranjera, y así lo retomó Hugo Chávez al impulsar la integración soberana como condición indispensable para la independencia real. Sin unidad regional no hay soberanía posible; sin soberanía, no hay justicia social ni futuro para nuestros pueblos.
El relanzamiento de la imperialista y colonial Doctrina Monroe que hacen las élites norteamericanas a través de Trump es un llamado directo a los pueblos de nuestra región, las fuerzas populares campesinas, obreras, feministas, urbanas, afrodescendientes, indígenas, juveniles, estudiantiles, de la diversidad sexual y culturales debemos sentirnos interpelados por esta amenaza directa a nuestros territorios y nuestros modos de vida, el proyecto de occidente hoy es una profundización del saqueo de unos EEUU que consideran que nuestra tierra es su botín. Hoy tenemos la tarea de la unión para combatir a los gobiernos derechistas y entreguistas y tensionar a Sheinbaum, a Lula, a Petro, a Orsi, a que se unan en un solo frente con Díaz-Canel y Nicolás en defensa de la soberanía de nuestra Patria Grande y disputen el sentido político que originó la CELAC.
7. Venezuela es libre y soberana
Venezuela no es colonia ni protectorado. Es una nación libre y soberana, con el derecho irrenunciable a decidir su propio destino, a controlar sus recursos naturales y a construir su propio modelo de sociedad, en nuestro caso comunal y socialista, sin injerencias externas ni tutelajes imperiales. La soberanía no es una abstracción jurídica: es el ejercicio concreto del poder popular sobre el territorio, la economía y las decisiones fundamentales de la vida colectiva.
El pueblo venezolano hace 27 años eligió a Hugo Chávez porque propuso una revolución que refundara la nación, fue así como lo primero que llevamos adelante fue un periodo constituyente (1999) que llevó a una nueva constitución que le da la soberanía al pueblo de nuestros recursos, nuestra tierra y nuestro destino, a partir de allí pasamos por la lucha contra golpes de Estado con apoyo de los EEUU (2002), retoma del control de una industria petrolera y su renta entregada por la oligarquía también a EEUU (2003), el despliegue de un proyecto socialista de misiones sociales para garantizar acceso a la educación, la salud, el trabajo, la cultura, los servicios y la organización popular como sujeto de la gestión pública territorial (2004-2013).
8. Denunciamos el bloqueo como método colonial asesino
Con todo ese acumulado llegamos a los últimos 12 años de medidas coercitivas unilaterales que han configurado un bloqueo económico, financiero y comercial impuesto contra Venezuela como una forma de guerra no convencional de impacto material y masivo, después de no poder electoralmente ni con desestabilización y golpes de estado esta ha sido la estrategia. Es un método colonial que busca asfixiar a un pueblo entero, provocar sufrimiento, destruir las condiciones materiales de vida para quebrar la voluntad popular. No es una política “de presión”, sino un castigo colectivo que viola el derecho internacional. El resultado ha sido una caída estrepitosa del ingreso nacional petrolero que en su punto más bajo hasta ahora llegó a sólo un 1% (2019-2020) de lo que solía ser antes de las sanciones. En esos puntos más difíciles intentaron de conjunto con grupos de ultraderecha: violencia de calle, intervención internacional forzada, colocar un gobierno paralelo, asesinar al Presidente, incursiones paramilitares, sabotajes a la industria petrolera y al sistema eléctrico nacional.
Parte de las consecuencias han sido un fuerte deterioro en las condiciones de vida de la población porque con ese ingreso nacional durante más de veinte años se garantizó inversión pública en infraestructuras, salarios y equipamientos en salud, educación, agua, electricidad, vialidad, transporte y telecomunicaciones. En Venezuela la inversión social ha llegado a representar 75% del presupuesto nacional y sin duda el bloqueo trata de romper esa materialidad y generar un shock masivo en la población, que nos matemos entre nosotros y derroquemos al Gobierno abriendo paso a un régimen oligárquico manejado desde Washington, ese es el objetivo de esta agresión. Por todo ello junto con Cuba denunciamos el bloqueo como un crimen contra la humanidad, una despiadada estrategia imperialista destinada a imponer por la fuerza lo que no pueden ganar por otros mecanismos.
9. A Venezuela no nos van a negar la voz, no nos van a cancelar
Todo el ataque a la materialidad venezolana va de la mano con un fuerte ataque simbólico para silenciar lo que la revolución sigue haciendo para defenderse y para avanzar en la construcción del socialismo, las terribles formas de ataque y las consecuencias que generan en la población, y por el otro lado trabajan en construir una narrativa falsa que criminaliza y estigmatiza al chavismo y al pueblo venezolano, e intenta reconstruir la realidad presente y pasada de Venezuela. Esta operación ha ocurrido a través del control de los medios y las redes sociales (que todas le pertenecen a grandes magnates de ultraderecha como Elon Musk) en ellos cancelan al chavismo eliminando sus cuentas y restringiendo sus mensajes, mientras que al mismo tiempo garantizan la distribución masiva de los mensajes en contra. El resultado ha sido una cancelación del chavismo y sus actores, existe un sentido común mayoritario de que la revolución es mala, criminal, corrupta, autoritaria, antidemocrática e incluso neoliberal. Los mismos medios y redes que no dicen nada de la crisis múltiple que está viviendo este planeta y sus pueblos, que no dice nada de la grosera acumulación de los poderosos impone el imperio de la mentira, el mundo al revés.
10. La nuestra es la vía comunal al socialismo
La Revolución Bolivariana, por el contrario, sigue siendo el proyecto nacional de mayor inversión social del continente. Tiene un modelo de democracia directa con más de treinta elecciones y siete consultas populares, a diferencia de las democracias indirectas del Norte; más de cinco mil comunas que manejan los recursos de forma directa como autogobierno, muy distinto de los gobiernos neoliberales de la región. No solo es un gobierno de misiones sociales para reducir la desigualdad, sino que es referencia en la protección de los derechos humanos, cosa muy distinta de un Estado represor, racista y supremacista como el de Estados Unidos. Con esto queremos decir que no solo no somos lo que dicen, sino que estamos construyendo una alternativa concreta al espanto de Occidente, al que nuestros migrantes —manipulados por la falsa información— llegan buscando lo que solo la revolución garantizó durante décadas y se encuentran afuera con maltrato, discriminación, explotación y endeudamiento, mientras ningún medio dice que más de diez mil millones de dólares al año se extraen de nuestra fuerza de trabajo migrante.
* * *
Siguiendo el legado del Comandante Chávez, que devolvió a nuestro pueblo la conciencia de su dignidad y su papel histórico, y de Fidel Castro, que demostró que es posible resistir y vencer al imperialismo incluso en las condiciones más adversas, afirmamos con claridad: no nos rendimos, no retrocedemos y no claudicamos.
La lucha de Venezuela es la lucha de Nuestra América y la lucha de Nuestra América es la de Venezuela.
Frente al imperialismo, más unidad, más organización y más pueblo.
¡Hasta la victoria siempre!
¡Venceremos!





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