VENEZUELA COMUNAL. ENTREVISTA A LUIS JOSÉ MARCANO
Por José Roberto Duque
«Una vez, en una comunidad de mayoría adversa al chavismo, me abordó un señor para pintarme un cuadro dramático de lo mal que lo estamos haciendo, que si la comuna no sirve para nada, esas cosas. Yo le respondí: “pero cómo vas a decir que la comuna no sirve, si la comuna es la que está llevando la recolección de basura y lo está haciendo bien, esto está más limpio que antes”. Y el señor me respondió: “¿la comuna? Ah, bueno, no sabía que eso lo estaba haciendo la comuna”.
Venezuela | 22 de abril de 2021 | Fuente: CiudadCCS
La cayapa (esta entrevista en cambote) de esta semana la emprendió un grupo de colegas del entrevistado: Mercedes Chacín, Gustavo Mérida, Nailet Rojas, Jesús Arteaga, Luis Zárraga, José Roberto Duque, Matías Aberg Cobo, todos bajo la mira o el lente del fotógrafo Bernardo Suárez.
La pertinencia de entrevistar al periodista Luis José Marcano en estas fechas se justifica desde muchos flancos. El más notorio o noticioso es que justo en este momento está siendo sometida a discusión la Ley de Ciudades Comunales, pero no en algún rincón clausurado de la Asamblea Nacional sino en las comunidades, grupos temáticos, instancias de participación y de organización del pueblo. Marcano es presidente de la Comisión Permanente para el Desarrollo de las Comunas, y cuando le tocó ser alcalde del municipio Simón Bolívar (Anzoátegui), adquirió experiencia en un asunto que, considera, debería ser la misión y el objetivo de todo alcalde y gobernador de Venezuela: transferir poder y competencias al pueblo organizado en comunas. Ni más ni menos, el “requisito-estallido”, el suiche, la piedra de chispa para la activación efectiva del motor comunero.
— Lo más frecuente parece ser que los funcionarios que llegan a cargos de elección, en lugar de transferir potestades al pueblo organizado, se enamoren de sus cargos y frustren el impulso organizativo de la gente. ¿Cómo se combate ese obstáculo?
— Eso ocurre cuando no hay la suficiente fortaleza ideológica como para comprender que el objetivo es transformar esa estructura, trascenderla y construir una nueva. En ese caso la tendencia natural es a consumirte, a retraerte. Creo que esa vulnerabilidad ha impedido que hayamos avanzado más. Chávez se definía a sí mismo como subversivo. Era el Jefe del Estado pero se asumía como el primer subversivo, el llamado a subvertir el orden constituido para construir lo nuevo. En casos como los que mencionas hay entonces un déficit de formación o de compromiso con el objetivo estratégico que es superar unas instancias, trascenderlas y construir otras nuevas. ¿Cómo se supera y se corrige esa debilidad? En principio, profundizando la formación de cuadros para que lleguen a esas instancias con las cualidades necesarias para cumplir los objetivos estratégicos. Incluso, si se mira desde el punto de vista pragmático resulta obvio que si eres alcalde o gobernador, y tienes alrededor una organización popular que tiene como valor central la voluntad de hacer cosas importantes para el interés colectivo, esto te va a beneficiar como alcalde o gobernador.
— Háblenos de un caso concreto en que alguna comunidad de Barcelona haya entendido y asumido esa tarea, administrar potestades que le haya transferido la alcaldía.
— Hay un sector, una zona popular, que son los Tronconales (Tronconal, dividido en los sectores 1, 2, 3, 4, 5 y 6). Son sectores populares, digamos que como el 23 de Enero en Caracas. En esos sectores la recolección de desechos ha sido históricamente un problema crítico. En Tronconal 1 y 2 hace vida una comuna llamada “Luisa Cáceres de Arismendi”. Es una de las nueve comunas que han asumido la recolección de desechos, una competencia que era de la alcaldía. Cuando uno entra a los Tronconales, incluso quien no conoce esa comunidad se da cuenta cuando está en el sector 2 y cruza hacia el 3: la comuna ha transformado el territorio asumiendo la recolección de desechos, y eso se nota, es muy visible. Además, estamos hablando de una comuna donde viven unos 40 mil habitantes. Una población superior a la de muchos municipios del país. Es un ejemplo claro de voluntad, de compromiso, de eficiencia.
—Y en términos concretos, aparte del poder y potestades, ¿qué cosas materiales le transfirió la alcaldía a la comuna en ese y en los otros casos?
—El proceso fue así. Por mandato constitucional, la recolección de desechos le corresponde a la alcaldía. En 2019 convocamos a una consulta popular (el 28 de julio, por cierto, cumpleaños de Chávez), para que la comunidad dijera si aprobaba la transferencia de esa potestad de la alcaldía a la comuna. Fue un proceso organizado por la organización popular, las comisiones electorales de los consejos comunales, acompañado por el Consejo Nacional Electoral (CNE), y ganó el “Sí”. Luego vino el proceso legal de la transferencia propiamente dicha, y paralelamente el otorgamiento de las condiciones materiales, fundamentalmente la entrega de un camión-compactadora de desechos. A partir de ese momento la responsabilidad de la recolección, el cobro del servicio, ya le corresponden a la comuna.
—Supimos que hay comunidades que pagan el servicio con desechos. ¿En qué consiste ese mecanismo?
—Hay una corporación llamada Recibar, que les compra a las comunas el plástico, los desechos de plástico, y con esos recursos varias comunidades han recibido y reciben beneficios. En esta etapa de transición esos acuerdos son necesarios, y funcionan. La alcaldía, por ejemplo, ha remodelado y dotado de mobiliario a varias paradas del transporte público, de un material hecho de plástico reciclado. “Madera plástica”, se llama. Eso ha hecho visible el tema del reciclaje. Ahora hay mucha gente que puede ver y tocar objetos útiles hechos con eso que llaman “basura”.
—¿Cómo se está resolviendo el mantenimiento de esos camiones y compactadoras? ¿Cuántas comunas han logrado la autogestión?
—Esta que he mencionado es una de muchas iniciativas. La misión es la comunalización de políticas públicas, la recolección es una de ellas. Para nosotros son además ejercicios de estímulo a la organización y la participación de la gente. Detrás de una gente que se organiza para gestionar un camión, recibir cantidades de plástico y todo eso, está el ejercicio de voluntad y de capacidad de acción de esa gente, que es a lo que nosotros apostamos. En el simple acto de mover unos desechos plásticos de un sitio a otro, la gente ve la posibilidad de lograr otras cosas. Entonces esto lo veo como un ejercicio de estímulo a la organización popular. Dicho esto, paso a comentar lo concreto: el costo operativo de todo esto es alto. Una de esas unidades puede gastar de cuatro a cinco cauchos semanales, y cuando ya el caucho no aguanta más reparaciones puede costar entre 150 y 200 dólares. Agreguémosle el aceite, el pago a la gente que trabaja. Nuestra apuesta fundamental es que el cobro del servicio financie todo esto. Así que en este período de transición hacia una independencia total de las comunas, es importante que esos vínculos con entes como Recibar existan. Es un ente de acompañamiento, que está en condiciones de apoyar porque tiene talleres, tiene piezas mecánicas que les sirven a las compactadoras, que ya son propiedad de las comunas y también a las del municipio.
— Se nos ocurre un paralelismo del proceso comunal con lo que ocurrió con otras experiencias de la Revolución, como las expropiaciones de fábricas, fundos, etcétera. Por supuesto que el desarrollo o el éxito no podía ser igual en todas partes y en todos los casos. Pero la propaganda o la poca eficacia para comunicar hace que la impresión predominante sea de fracaso. No es verdad que todas las experiencias fracasaron, pero como nunca nos mostraron experiencias que hayan sido exitosas, el comentario más difundido es que toda esa política fue un desacierto. Con el tema comunal, ¿cómo comunicar, cómo convencer o sensibilizar a la gente de que ese es el camino?
— Comparto esa preocupación, entre otras cosas porque yo también soy comunicador. Y también he pensado que pude haber hecho más para comunicar estas cosas con eficacia. Hemos estado pensando, ahora que estamos conmemorando el Bicentenario de la Batalla de Carabobo, y aprovechando el escenario actual de consulta de la Ley de Ciudades Comunales, cómo conectar los dos temas, el de actualidad y el histórico: cómo se conecta la actitud de nuestra gente con la lucha en Carabobo. Es un vínculo necesario que hay que mostrar, la voluntad y la actitud militante que uno nota en tanta gente de hoy, sin intereses personales sino con las puras ganas de construir algo para que vivamos mejor todos, y su relación con la gente que participó en aquellos procesos de hace 200 años.
Mi práctica política ha consistido en decirle a la gente, sobre todo a la gente pasiva o adversa, que también tiene que organizarse. Una vez, en una comunidad de mayoría adversa al chavismo, me abordó un señor para pintarme un cuadro dramático de lo mal que lo estamos haciendo, que si la comuna no sirve para nada, esas cosas. Yo le respondí: “pero cómo vas a decir que la comuna no sirve, si la comuna es la que está llevando la recolección de basura y lo está haciendo bien, esto está más limpio que antes”. Y el señor me respondió: “¿la comuna? Ah, bueno, no sabía que eso lo estaba haciendo la comuna”. Esa deficiencia comunicacional, en este caso de la comuna.
El presidente ha estado haciendo algunas reflexiones. En una actividad del Congreso Bicentenario le salía al paso a una acusación, a eso de que el Gobierno ahora quiere eliminar las gobernaciones y alcaldías. “Eso es absurdo, si más bien nosotros estamos convocando a elecciones”, dijo el presidente.
Por un lado dijo eso, pero después lanzó esto otro: “Lo que sí es cierto es que las alcaldías y gobernaciones tienen que transformarse. O corren o se encaraman”. Ahí dejó clara la ruta: en la voluntad política para transferir poder al pueblo está la clave, la posibilidad de que el avance hacia la comuna se materialice. Valoro mucho el que el presidente Maduro haya puesto en marcha esta iniciativa justo ahora, en este momento difícil, cuando es lógico que sea atacada. Nos atacan precisamente porque es la esencia de nuestro proyecto. Creo que esta década es la década del tema comunal. En estos años se va a definir su éxito o se va a frustrar. En una reunión con la Jpsuv les decía hace poco: si la juventud no se vincula con la construcción de las comunas, ¿quién va a hablar de ese tema en 20 años? La edad promedio de la militancia en vocerías y parlamentos comunales es alta.
— ¿Tu posición respecto a la legalización del cannabis?
— De entrada, soy muy abierto a generar las transformaciones que son más bien adecuaciones a los nuevos tiempos, a nuevas circunstancias. No tengo ningún tipo de estigma con el consumo, reconozco que hay un consumo medicinal y recreativo que es muy válido. Políticamente, que es mi rol, no tendría problema en que se legalice. En cualquier caso, estoy abierto a que esos temas polémicos se debatan abiertamente, sin tabúes. Me refiero al que mencionas y también al aborto, al matrimonio igualitario. Lo importante es romper con esas actitudes de esconder, de que no se hable de eso. Hay que visibilizarlos, porque son parte de nuestra realidad.
Marcia, la mujer
Marcia Moreno, quien fue primera combatiente del municipio Bolívar, es muchas otras cosas además de esposa de Luis José Marcano. Vinculada al ejercicio de políticas públicas y al fomento y difusión de los temas de género y los derechos de la mujer, de su mano y apoyada por sus esfuerzos, en Barcelona y alrededores se fundaron y se siguen fundando Centros Comunales de la Mujer (ya van más de diez). Y el virus se propaga: hace pocos días se fundó una de estas casas en el estado Carabobo. En su carácter de directora regional del Ministerio de la Mujer e Igualdad de Género impulsó la creación de estos centros, que buscan “la formación, crecimiento y protección para una vida libre de violencia contra la mujer”, política que incluye apoyo legal y otros aspectos prácticos, y no solo teóricos o filosóficos.
No es accesoria ni inconexa esta referencia con el tema central de la conversa. Sucede que la presencia de la mujer en todos los ámbitos de organización revolucionaria del pueblo barcelonés y de todo el municipio es aplastante; hemos asistido a reuniones de instancias comunales con presencia de doce mujeres y un hombre. En una entrevista del año pasado le pedimos a Marcia Moreno que comentara algo que nos maravillaba: ella estaba catapultando el tema de derechos de la mujer e igualdad de género, y afianzando el respeto a un punto de honor: la comuna debe ser antipatriarcal o no será comuna, en una región donde, tradicionalmente, la lógica del macho se ha impuesto en todos los aspectos de la vida cotidiana, política, etc.
“Oriente tiene fama de ser una región machista”, le dijimos.
La respuesta de Marcia fue un silencio de varios segundos, una sonrisa casi invisible y ese tipo de miradas achinadas por encima de los anteojos, ladeando lentamente la cabeza.
La mirada decía: “Precisamente por eso, pendejo”.
Biografía Mínima
Luis José Marcano, anzoatiguense de Barcelona, nació en 1984. Periodista de profesión, fue reportero y conductor de varios programas de Venezolana de Televisión antes de ser designado presidente de ese canal, cargo que ejerció desde 2015 hasta 2017. Ese año dio el salto hacia la actividad política dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela; resultó electo a la Asamblea Nacional Constituyente, y en diciembre debió renunciar para postularse a la Alcaldía de Barcelona, elección que también ganó. En tal carácter profundizó un trabajo de organización con los comuneros, en el que la transferencia de potestades de la alcaldía a las comunidades fue el signo de su gestión.
Su mandato se prolongó hasta 2020, cuando participa en los comicios a la Asamblea Nacional y resulta electo diputado, y designado Protector de su natal Anzoátegui.
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