VIVA CHÁVEZ, ¡NO JODA!

Por Ángel González 

«Para muchos esta es una batalla en lo interno que, sin exagerar, la sentimos como una especie de batalla y resistencia a lo «Stalingrado», donde mantener la moral en alto es la clave fundamental para la victoria más allá de la superioridad bélica del enemigo». 

Lo del arribo del primer Buque petrolero iraní sin duda alguna marca un precedente importante que seguramente va generar varios análisis desde todo punto de vista. Tanto en relación al tema energético/económico, las relaciones y alianzas internacionales en el marco de la multipolaridad, el tema de las amenazas y juegos psicológicos de la guerra convencional y guerra de cuarta generación; así como del corolario de derrotas políticas a nivel nacional e internacional de la oposición venezolana y sus lacayos internacionales, quienes apostaron por el bloqueo militar y naval de los gringos (amenaza aún latente).  

Ciertamente que la llegada de estos buques de la hermana República Islámica de Irán no van a resolver de un tajo la difícil situación que atraviesa la emblemática empresa PDVSA, la cual ha sufrido todo tipo de ataques, incluyendo el de los enemigos internos, representada principalmente en la mediocre política gerencial de la burocracia corrupta civil y militar corresponsable de la crisis que atraviesa la empresa y en consecuencia el país en general, enemigos que aún hace falta derrotar.

Regresando al tema de los buques Iraníes, seguramente no vamos a poder llenar nuestros vehículos de la gasolina persa mañana mismo, como muchos estamos esperando con ansiedad. Es hasta posible que dicha espera genere más molestia e inseguridades para una parte importante de nuestra población agobiada por la escasez de combustible en medio de la difícil situación que supone asumir con responsabilidad la cuarentena ante el Covid-19. 

Entendemos que la re-activación petrolera será un lento y complejo proceso que seguirá teniendo dificultades en medio de la difícil situación que vivimos la gran mayoría de los venezolanos producto de innumerables e incesantes ataques sufridos y enfrentados desde hace ya varios años por nuestro pueblo. Vivimos en constante resistencia en lo personal y colectivo, en lo físico y en lo emocional, lo que se traduce en muchas arrecheras individuales y colectivas.  Para muchos una batalla en lo interno que, sin exagerar, la sentimos como una especie de batalla y resistencia a lo «Stalingrado», donde mantener la moral en alto es la clave fundamental para la victoria más allá de la superioridad bélica del enemigo. 

Ante esta coyuntura estoy más que convencido de que la garantía de no padecer ni física, ni emocionalmente ante los ataques que seguirán presentándose, es en definitiva el de elevar la moral: nuestras convicciones, la militancia no ante un hombre, partido u organización precisamente, sino la militancia ante la lucha por la vida, la esperanza, al derecho a ser libres y al decir de Víctor Jara: por el “Derecho de Vivir en Paz”.
  
Anoche, en medio del corte diario de luz de más de 8 horas y bajo el ataque incesante de zancudos que nos asediaban como bombarderos nazis, con mi padre, viejo comunista de casi 90 años, y una de mis hermanas mayores, recordábamos el año 2003 en los últimos días de la derrota que le dimos al paro petrolero ante la puesta en marcha del tanquero petrolero llamado para la época «Pilin León» y su paso por debajo del emblemático puente sobre el lago de Maracaibo. En medio de la campaña de terror y amenazas de choque y explosión del buque, orquestado como siempre por la oposición con sus planes “Marca ACME ”, como siempre, tal cual coyote, fueron derrotados. 

Recordábamos ese episodio y cómo, jubilosos, celebramos a través de la pantalla de TV el paso lento y victorioso de aquel barco maniobrado por hombres y mujeres con dignidad y sentido de patria de la Venezuela heroica y conducidos por la férrea moral del comandante Chávez.
Anoche, al enterarnos a través de la radio de pilas de onda corta que siempre el viejo Antonio sintoniza cuando se va la luz, y escuchando el enlace de la periodista de Telesur que anunciaba la llegada del buque petrolero escoltado por la armada venezolana, celebramos igualmente jubilosos con tres tragos de un buen cocuy de la reserva bien administrada que el pure tenía encaletada para la cuarentena, diciéndonos: Viva Chavez, ¡NO JODA!

Barquisimeto, 24 de mayo de 2020