¿DEBE LA PRENSA DE DERECHA SERVIR A LA IZQUIERDA?

Por Marcos Roitman Rosenmann

«Para las clases dominantes y las empresas trasnacionales la democracia es un eufemismo. Los medios de comunicación, no nos engañemos, son armas de destrucción masiva. Disparan a discreción y tienen perfectamente calibrado el blanco».

Noviembre de 2022 | Fuente: La Jornada

De seguro el enunciado es provocador. Pero no son menos las afirmaciones vertidas desde cierta izquierda social y política cuando se pierden elecciones. Siempre acaban por culpar a la prensa de derecha de los malos resultados. Ejemplos: en Chile, los medios de comunicación, en manos de dos grupos empresariales, se dice, han sido los responsables de manipular a la población para rechazar el borrador constitucional. La campaña del miedo y la guerra sicológica, subrayan, crearon el estado de ánimo propicio para arrimar el ascua a su sardina. En España, Podemos achaca su debacle a la persecución mediática. Una campaña premeditada, subrayan, de la derecha a través de sus medios de información y las cloacas del régimen. Dichas campañas tóxicas los insultan y ningunean.

¿Qué ocurre cuando falla la premisa? ¿Acaso en Colombia la prensa de derechas hizo campaña por la izquierda? Más bien lo contrario y aun así no evitaron el triunfo de Gustavo Petro. ¿Y en Perú? Una retahíla de mentiras se lanzaron contra Pedro Castillo, pero fracasaron. ¿Y Bolivia? Luis Arce fue sometido a todo tipo de descalificaciones y también fracasaron estrepitosamente. La evidencia no cuadra.

¿Alguna vez en la historia del capitalismo sus medios de comunicación han tenido un comportamiento democrático? Durante la guerra fría, en el llamado mundo libre, la línea editorial de los mass media públicos y privados actuaron bajo un mismo lema: el anticomunismo. BBC, RAI, Efe, Afp o NBC, CBS, CNN o FOX. Cualquier noticia referida a la URSS, China y aliados se adjetivó como suceso ocurrido en países comunistas. Las imágenes emitidas eran en blanco y negro. Su finalidad, producir, en el ojo del observador, una sensación de ser, los países comunistas, infiernos sumidos en la tristeza. El color fue deliberadamente sustituido por una fotografía tosca, de baja resolución, para proyectar un mundo gris con gente cuya alma les había sido arrebatada por los perversos comunistas. En América Latina, África o Asia, los movimientos de liberación nacional fueron adscritos a ideologías disolutas que atacaban la familia católica y las buenas costumbres. Marxistas, comunistas, socialistas, maoístas o troskistas recibían el mote de terroristas. Hoy, cualquier candidato que no responda su perfil es adjetivado despectivamente como izquierdista.

No conozco medio de comunicación, perteneciente a los grupos de poder, cuya política editorial consista en apoyar candidatos de izquierda. No es su cometido. Más bien actúan protegiendo sus intereses. El doble rasero a la hora de informar es habitual. Veamos. La guerra de Israel contra el pueblo de Palestina, salvo excepciones, se invisibiliza. Sus crímenes se minimizan o convierten en acciones defensivas contra el terrorismo de Hamás. Por el contrario, en otra guerra, hechos de la misma envergadura, en Ucrania, son relevantes para condenar al ejército invasor ruso y pedir la actuación del Tribunal Internacional Penal.

De siempre, en el capitalismo, los partidos de izquierda, los sindicatos de clases y movimientos sociales anticapitalistas han sido vilipendiados. Los mass media del poder deben cumplir: denigrar a sus dirigentes. Nadie escapa a su acción difamatoria. Marx, Engels, Lenin, Bakunin, Rosa Luxemburgo o Gramsci son carne de cañón. Y en América Latina, Sandino, Lázaro Cárdenas, Jacobo Arbenz, Juan Bosch, Fidel Castro, Ernesto Che Guevara, Salvador Allende o Hugo Chávez. La derecha no ha tenido ningún remilgo en usar sus medios de comunicación para desprestigiar a la izquierda. Sus campañas se valen de la mentira y la calumnia. Juegan sucio, buscan manipular y controlar las emociones. Está en su ADN. Otro ejemplo: el EZLN y la campaña contra el subcomandante Galeano .

Para las clases dominantes y las empresas trasnacionales la democracia es un eufemismo. Los medios de comunicación, no nos engañemos, son armas de destrucción masiva. Disparan a discreción y tienen perfectamente calibrado el blanco. Sea contra una reforma fiscal progresiva, una mayor inversión pública en sanidad, vivienda, educación o una subida salarial. Esos y no otros son sus objetivos. Vivimos en un mundo en guerra y, en su interior, los medios de información de la derecha no dan tregua. A ella, hoy se unen los multimillonarios del capitalismo digital. Bill Gates, George Soros, Mark Zuckerberg, Jeff Bezos o Elon Musk.

En conclusión, ¿alguien piensa que los capitalistas y sus medios de comunicación social deberían hacer publicidad positiva a sus enemigos?, ¿La derecha debería inmolarse en nombre de la izquierda? El poder no renunciará nunca a las campañas del miedo y la desinformación. Jugar con las emociones y el dolor forma parte de la guerra sicológica, para quebrar voluntades y anular la conciencia crítica. Quienes se proclaman víctimas de la derecha mediática harían mejor en diseñar una estrategia que rompa su inercia paralizante. Es necesario asumir responsabilidades. Parafraseando a Paulo Freire, hacer pedagogía política, o como señala Pablo González Casanova: pensar para ganar.