10 AÑOS EN TACUMBÚ

Agustín Acosta, preso político de Los Seis Campesinos Paraguayos. 
Cárcel de Tacumbú, Asunción, Paraguay

«Estos diez años en esta prisión los hemos convertido en una feroz escuela de dignidad»

A los conocidos como Seis Campesinos paraguayos, después de un proceso de criminalización mediante un montaje judicial en Paraguay, el gobierno kirchnerista les ofreció asilo político en 2006. Sin embargo, una vez en Argentina, fueron encarcelados durante dos años y finalmente extraditados a Paraguay, donde cumplen una condena que solo pretende apartarlos de su labor como dirigentes y formadores populares en las comunidades. A los 10 años de esa extradición, Agustín Acosta, uno de «Los Seis», nos envía esta carta:

Escribo estas líneas desde mi prisión, la más inhumana quizás de todo el continente, la cárcel de Tacumbú de Asunción,  Paraguay, para traer a la memoria que hoy hace 10 años fuimos entregados por el estado argentino en extradición al estado terrorista del Paraguay.

Sostener la dignidad en medio de la barbarie no es poca cosa, queridas/os lectores, no sucumbir ante la injusticia, el abandono, el olvido, el ocultamiento y hasta el desprecio de ciertos sectores de la sociedad que engañados por la propaganda del enemigo, busca aislarnos de todo el mundo.

En respuesta escribo estas breves líneas cargadas de dignidad, emocionado de saber que traspasamos los muros de esta maldita cárcel que busca quebrarnos, y mi respuesta junto a mis compañeros ha sido la esperanza y la organización de todos los que estamos de estos lados del muro. Todos estos diez años en esta prisión los hemos convertido en una feroz escuela de dignidad, trabajando, estudiando, enseñando y organizando a muchos de los acá privados de libertad al igual que nosotros.

La prisión no ha sido un obstáculo para seguir soñando en la revolución, la práctica cotidiana en este rincón de lucha en la que he convertido mi prisión habla por sí sola.

Prueba de ello es esta publicación. Nuestros enemigos de clase podrán privarnos de nuestra libertad pero de nuestra dignidad jamás.

La revolución es construcción colectiva y no se detiene, no para, se construye en medio de la adversidad de la lucha de clases.

Los pueblos de todo el mundo necesitan encender las llamas de la esperanza por la revolución para transformar las injustas relaciones de producción capitalista. Hago un llamado desde mi prisión a la construcción de herramientas políticas que busquen quebrar las estructuras de la opresión hegemónica del capitalismo global.

Organicemos, eduquemos a todas/os de nuestra clase a luz de la historia de lucha de todo el mundo desde una perspectiva del marxismo.

Desde mi prisión, que solo podrá ser comprendida por mi compromiso con la historia de nuestro pueblo. Les dejo un abrazo inacabable cargado de ternura y cariño.

Atentamente

Agustin Acosta. Preso político

Asunción, 2 de diciembre de 2018