VENEZUELA Y CHILE. CARA Y CRUZ EN AMÉRICA LATINA
Por Vocesenlucha
El pasado fin de semana América Latina vivió dos procesos electorales de gran importancia para la región, cuyos resultados nos dejan sensaciones encontradas y antagónicas.
En Venezuela, el chavismo reafirma una vez más su legitimidad nacional e internacional en unas elecciones regionales donde la oposición decidió volver al redil de la disputa democrática tras el estrepitoso fracaso de sus bazas golpistas, donde no faltaron autoproclamados, intentos de invasión mercenaria e injerencias de toda índole. El gobierno bolivariano gana en 20 de los 23 Estados, dejando un mapa nacional rojo rojito. Confiemos que este escenario pueda ayudar a sortear el bloqueo criminal y facilitar la mejora de las condiciones económicas de la población, para continuar la vía de las transformaciones revolucionarias del proyecto histórico.
Destacamos la victoria en la Alcaldía de Simón Planas del comunero Ángel Prado, referente de la Comuna Socialista El Maizal, dando el salto a las instituciones tradicionales, desde las cuales pretenden reforzar el grito chavista del «Comuna o Nada». Seguiremos acompañando, desde la distancia y la cercanía, ese y otros procesos en esa tierra de libertadores.
Al sur del Sur, en Chile, el reverso de la moneda, con un panorama radicalmente distinto. Las elecciones presidenciales dan la victoria al ultraderechista José Antonio Kast del Frente Social Cristiano, creado recientemente para respaldar a su líder. En segundo lugar, el progresista Gabriel Boric, de Apruebo Dignidad, coalición donde confluye el Frente Amplio, el Partido Comunista y los Verdes. Ambos candidatos se disputarán en una segunda vuelta el 19 de diciembre el acceso a La Moneda.
Tras la etapa de Rebelión Popular, el pacto de la traición constitucional y ese proceso en el cual los sectores populares batallan por arrancar espacios a una derecha que cuenta con todos los instrumentos para jugar las bazas a su favor, la sola posibilidad de que un candidato neofascista, pinochetista declarado, llegue a la presidencia, es devastador. A lo largo de la historia son muchos los ejemplos que dicen que a períodos de grandes levantamientos populares y cuestionamiento radical del orden, le sigue la reacción de las clases dominantes. Reacción que suele ser implacable.
El pueblo de Chile se enfrente a un panorama de enorme complejidad. Ante una izquierda dispersa y sin un proyecto político verdaderamente popular, los sectores que no se sienten afines al progresismo liderado por Boric, se plantean el dilema del mal menor ante la amenaza del fascismo, que en tiempo de crisis y derrumbe del escenario político tradicional, seduce a grandes capas de la población con su discurso antipolítico. La burguesía y toda la derecha cierra filas en bloque con Kast. Creemos que el dilema está claro. La cuestión es que una hipotética victoria de Boric deja igualmente al bloque de la derecha una excelente correlación de fuerzas ante la distribución del poder institucional que arrojan los actuales resultados. Lo explica hoy el profesor Marcos Roitman en un artículo en La Jornada de México (https://www.jornada.com.mx/2021/11/23/opinion/025a1pol)
El fascismo, en sus diferentes expresiones, ha sido siempre, lo dice la historia, un recurso del capitalismo en tiempos de crisis y posibilidades populares. El qué hacer convoca una vez más, en medio de otra encrucijada, a las fuerzas que creen en un futuro de dignidad y justicia.
En estos momentos cabe tener presente la idea de que la historia sigue viva y, como diría Allende, «es nuestra y la hacen los pueblos». El acumulado histórico plebeyo en Chile, junto a la épica reciente, resguarda a la esperanza. Cabe pues, más que nunca, apelar a la voz compartida que en Venezuela y Chile grita ¡Venceremos!
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