COLONIALISMO ESPAÑOL EN AMÉRICA LATINA
DIÁLOGO EMANCIPADOR CON EL SUR POLÍTICO DESDE EL NORTE GEOGRÁFICO
Por Vocesenlucha
«Son las grandes empresas españolas del Ibex-35 (índice bursátil de referencia de la bolsa española) las que hoy continúan la labor de expansión económica, nueva forma de imperialismo 3.0. Con métodos aparentemente más refinados pero con la misma lógica: el despojo de otros pueblos».
«El germen ideológico del poder en España se asienta principalmente sobre dos columnas: su ambición expansionista y la idea de unidad territorial«
El germen
“Pensar yo que don Quijote mintiese, siendo el más verdadero hidalgo y el más noble caballero de sus tiempos, no es posible, que no dijera él una mentira si le asaetearan”, decía Sancho Panza del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Cercano al pueblo, a diferencia de la alta nobleza, ese hidalgo caballero retratado por Cervantes de manera caricaturesca, ese noble venido a menos, de algún lejano linaje, “hijo de algo”, de un código de honor de férreos valores morales y religiosos, retrata un modo de ser macerado en la psique de una sociedad que lleva siglos mamando la cultura de la guerra. Esa obra es una crítica mordaz del ideal caballeresco, una desmitificación de la mentalidad de cruzada, del ansia de imperio que pronto comenzaría su decadencia. Lástima que los hidalgos de carne y hueso quedaran lejos del Quijote y más bien engordaran las páginas de la “Historia Universal de la infamia”. Hidalgos fueron desde Hernán Cortés hasta Francisco de Pizarro, Diego de Almagro o Pedro de Valdivia, temibles conquistadores de México, Perú y Chile.
Para muestra del modus operandi, nada mejor que las palabras del propio Hernán Cortés:
«Otro día torné a salir por otra parte antes que fuese de día, sin ser sentido de ellos, con los de caballo y cien peones y los indios mis amigos y les quemé más de diez pueblos, en que hubo pueblos de ellos de más de tres mil casas. Y como traíamos la bandera de la cruz, y pugnábamos por nuestra fe y por servicio de vuestra sacra majestad en su muy real ventura, nos dio Dios tanta victoria que les matamos mucha gente, sin que los nuestros recibiesen daño. Y como los tomé de sobresalto, salían desarmados, y las mujeres y niños desnudos por las calles, y comencé a hacerles algún daño»
Después de esto, suena redundante decir que en nombre de Dios y por la espada, se masacraron y sometieron pueblos enteros y se suplantaron dioses, identidades y complejos sistemas de vida.
La guerra de conquista e invasión de América por parte de Europa, iniciada por la corona de Castilla y la reina Isabel al financiar la aventura de Cristóbal Colón de llegar a la India navegando hacia el oeste en busca de nuevos mercados, marca un antes y un después en la historia de la humanidad. A escala internacional, supone la primera globalización. El enorme impulso al comercio mundial, dominado por las potencias europeas y fundado en el sometimiento y la esclavitud de otros pueblos, abre el camino de la historia a una nueva época de la humanidad: La Modernidad. Ésta viene acompañada de otro engendro de dominación. El capitalismo tiene su carta fundacional en la violencia y la explotación. Esa es su esencia, su razón de ser, lo que lo define.
A escala peninsular el “descubrimiento” de lo que desde Europa se llamó el Nuevo Mundo pare fundamentalmente dos gestas que van de la mano: el proyecto de imperio y el nacimiento de la idea de España como sujeto imperial. España ve la luz al calor de esa idea expansionista heredada de la guerra de Reconquista contra el mundo musulmán.
Colón, quien murió sin saber que jamás llegó a las Indias Orientales sino a un continente desconocido para Occidente, llega a América un 12 de octubre de 1492. A día de hoy, más de 500 años después, cada 12 de octubre el Estado español celebra con desfile militar su Fiesta Nacional o día de la Hispanidad. Anteriormente conocido como el Día de la Raza, el intelectual e ideólogo fascista Ramiro de Maeztu, en 1931 inaugura la conservadora revista Acción Española[1] con estas palabras: «El 12 de octubre, mal titulado el Día de la Raza, deberá ser en lo sucesivo el Día de la Hispanidad». Sin embargo Franco, ganada la guerra en 1939, designa por orden ministerial el 12 de octubre como la “Fiesta de la Raza”. Casi 20 años después, en 1958, pasa a llamarse por decreto “Fiesta de la Hispanidad”. Desde 1987, con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en el gobierno, se declara el 12 de octubre Fiesta Nacional de España, también conocido como Día de la Hispanidad.
Con todo esto, podemos afirmar que el germen ideológico del poder en España se asienta principalmente sobre dos columnas: su ambición expansionista y la idea de unidad territorial, es decir, la indivisibilidad de España. “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”, dice el título II del preámbulo de la Constitución del 78. Durante el reinado de Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, en la cima colonial del siglo XVI, se habló de “Imperio Universal”, donde “nunca se ponía el sol”. Sin embargo, la decadencia de esa hegemonía española frente a las potencias emergentes europeas como Gran Bretaña, Francia y Holanda, junto a la posterior pérdida de las colonias producto de las guerras de independencia latinoamericanas, dejan en la mentalidad del poder dominante español algo así como un rencor histórico y supremacista, una nostalgia de imperio. No en vano, a la pérdida de las colonias de Cuba y Filipinas en 1898 se la conoció como “Desastre del 98”. Perdidas gran parte de sus posesiones (a día de hoy todavía conserva Ceuta, Melilla y las Islas Canarias), el poder refuerza la necesidad política de la unidad territorial.
Hoy, la colonización de España continúa, solo que de otra forma: subido al tren mundializador que comenzó precisamente con aquella “gloriosa” conquista militar e ideológica. Eso sí, como vagón de cola del tren de alta velocidad de la era neoliberal. Antes de llegar a eso, detengámonos en ese instrumento de carácter nacional que lubrica el engranaje de la maquinaria capitalista internacional.
«La llamada transición española a la democracia es una obra de ingeniería donde el PSOE y su Secretario General desde el Congreso de Suresnes, Felipe González, juegan un papel fundamental en que todo parezca cambiar para que todo siga igual»
El Estado
La historia de la humanidad no responde a leyes naturales predestinadas. En el Estado español, hubo momentos de conflicto y tensión con las clases históricamente dominantes donde la balanza pudo haberse inclinado del lado de los pueblos. El último de esos momentos se abre un 14 de abril de 1931 y se cierra un 1 de abril de 1939 con la victoria en la Guerra de España del bando sublevado apoyado por el fascismo internacional (Alemania, Italia y Portugal). Esa victoria y lo que vino después reestructuró, generó y fortaleció estructuras de dominación de largo aliento. Francisco Franco, Generalísimo de todos los ejércitos, impone un régimen dictatorial asentado culturalmente en el nacionalcatolicismo. Mientras se esfuerza por exterminar todo viso de resistencia, despliega un lavado ideológico de tinte fascista que enaltece el pasado imperial de conquista y refuerza la idea de unidad: “España una y no cincuenta y una” o “Una, Grande y Libre” son algunos de los lemas del fascismo español. Casi 40 años de dictadura dejan la cosa “atada y bien atada”, no sin contar con los esfuerzos de los organismos de inteligencia tanto norteamericanos como de la socialdemocracia alemana. La llamada transición española a la democracia es una obra de ingeniería donde el PSOE y su Secretario General desde el Congreso de Suresnes, Felipe González, juegan un papel fundamental en que todo parezca cambiar para que todo siga igual[2]. La continuidad se garantiza con la restauración de la monarquía mediante el nombramiento por Franco del Rey Juan Carlos I como su sucesor, adiestrado por el mismo Caudillo desde jovencito. Las estructuras franquistas adaptan su forma a una democracia occidental pero en su esencia permanecen. Continuidad en lo económico: gran parte de las empresas que nacieron al calor del franquismo o lo apoyaron hoy cotizan en bolsa; en lo político: el PP y sus actuales cachorros de Cs y Vox descienden del linaje político de la dictadura, mientras que el PSOE es el partido de la izquierda domesticado por los aparatos de inteligencia del régimen; en lo jurídico: magistrados que juraron lealtad a los principios del Movimiento controlando instituciones como el Tribunal Constitucional; y en lo militar: tal y como afirma el exteniente del Ejército de Tierra Luis Gonzalo Segura: «tenemos un Ejército claramente franquista, ideológicamente hablando. Es una institución que se modernizó pero que no se democratizó»[3].
El Partido Socialista Obrero Español, que gana las elecciones por mayoría absoluta en 1982, con su Presidente Felipe González a la cabeza, llega con todo un paquete económico debajo del brazo llamado neoliberalismo. Su mirada hacia América Latina solo puede ser coherente con ese norte neoliberal.
La política exterior posdictadura del PSOE hacia América Latina nace vinculada a la Internacional Socialista, controlada en aquellos años por el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) de Willy Brant, quien fue canciller de Alemania Occidental. El SPD financió el citado Congreso de Suresnes donde el ala de Felipe González da un golpe a la interna del PSOE que suplanta en la dirección a los históricos en el exilio. Willy Brant, presidente de la Internacional Socialista desde el 76 hasta el 92, dirige junto a la CIA los pasos del PSOE durante la transición[4]. Llegado al poder, el PSOE deberá orientar su camino hacia la Comunidad Económica Europea y la coalición defensiva del Atlántico Norte. La visión hacia Latinoamérica es consecuente con este horizonte: orientada a sacar provecho económico a la Región y subordinada a los intereses geoestratégicos de EEUU. Lo que el amo del norte diga con tal de abrir el camino a las empresas españolas en el subcontinente. Bajo esa lógica, Felipe González apoya la contrarrevolución en Nicaragua, El Salvador o Guatemala.
Cuatro gobiernos consecutivos de Felipe González dejan el terreno bien abonado para la llegada del Partido Popular de José María Aznar y su paquete de agrotóxicos. Las mayorías, desencantadas ante el retroceso social, no quieren saber nada de izquierda y apuestan por una derecha renovada pero heredera directa del franquismo que profundiza sin sutilezas las políticas neoliberales y la visión hacia el exterior.
El sociólogo Marcos Roitman, de origen chileno radicado en Madrid desde su exilio después del golpe de Pinochet, afirma en un extraordinario artículo de 2007:
“En el PSOE, categorías como oligarquías, burguesías nacionales, movimientos de liberación, dictaduras militares, lucha antimperialista y nacionalizaciones ceden paso, en menos de dos lustros, a conceptos que lo aproximan al PP. Países en vías de desarrollo, globalización, inversión productiva, competitividad, libertad de mercado, apertura financiera y comercial, liberalización, lucha contra el terrorismo, narco-guerrilla o despegue económico son sus palabras más empleadas. Asimismo, la política de derechos humanos y sus decisiones sobre Cuba no se distinguen de las diseñadas por el departamento de Estado estadunidense”[5].
La creación de ONGs y organismos de cooperación al desarrollo ligados a ambos partidos y financiados con fondos del Estado tejen redes con la derecha o la socialdemocracia liberal en América Latina para controlar la región cultural e ideológicamente, desviar fondos a sus organizaciones y facilitar el movimiento a las empresas transnacionales.
El Partido Popular y José María Aznar crean la FAES, Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales. Acudiendo a su página web, descubrimos que “su objetivo es nutrir el pensamiento del centro liberal reformista con propuestas políticas que influyen en la toma de decisiones y repercuten en la opinión pública. Al servicio de España y de sus ciudadanos, su propósito es crear, promover y difundir ideas basadas en la libertad política, intelectual y económica, así como fortalecer los valores de la libertad, la democracia, el Estado de derecho, el libre mercado y el humanismo occidental”[6]. Entre sus joyas de pensamiento para con América Latina, figuran publicaciones como América Latina. Una Agenda de Libertad 2018. En su presentación, leemos: “Iberoamérica está inmersa en un proceso de transición. La victoria de Macri en Argentina, la crisis de legitimidad que está sufriendo el régimen de Evo Morales en Bolivia o la dramática situación por la que atraviesa Venezuela, evidencian el fracaso del Socialismo del siglo XXI”. Adentrados en el documento, descubrimos que hablan de dos Américas Latinas, “una con ganas de salir adelante y de insertarse en la globalización. La otra, ensimismada, siendo víctima de un discurso romántico y caduco que conduce inevitablemente a la dictadura y a la pérdida de libertad”. En la portada de otro de sus títulos, Geografía del populismo, se mezclan los rostros de Trump, Evo Morales, Hugo Chávez, Lula o Mujica. Desde el año 2000, impulsa un Programa de Formación de Líderes Latinoamericanos entre “jóvenes afines a FAES en diferentes países de la región y que cuentan con una notable proyección política”. La Fundación FAES y el expresidente Aznar tienen vínculos con la derecha reaccionaria americana. Desde lobbys y tanques de pensamiento de EEUU al fascismo venezolano y el autoproclamado Guaidó, con quien se reunió en enero de 2020 en Madrid, pasando por Macri, Piñera, el expresidente Uribe o el lobby cubano anticastrista de Miami.
Si aterrizamos a la política más reciente de España con América Latina, debemos hablar del nuevo PSOE joven y “renovado” de Pedro Sánchez, quien al parecer recibió el mandato de continuar la demolición del concepto izquierda de mano de su mentor político, Felipe González, aun aparentemente rebelándose frente a éste. Sánchez se convierte en presidente del gobierno desde junio de 2018 tras la moción de censura al presidente Rajoy y gracias a la corrupción criminal del PP. Desde enero de 2020, el PSOE gobierna en coalición con Unidas Podemos, de la que forma parte, además de Izquierda Unida, el mismo Podemos que nació impugnando a los partidos del “Régimen del 78” (PP y PSOE). Veamos, como muestra, algunos botones.
A fines de enero de 2019, después del show gringo del autoproclamado Juan Guaidó, el presidente de España Pedro Sánchez da un ultimátum de 8 días a Maduro para que convoque elecciones amenazando con reconocer a Guaidó. Pasados los 8 días, “Pedro el Guapo” efectivamente reconoce oficialmente al autoproclamado como “presidente encargado” para que convoque elecciones. Días después se da el intento de invasión mediante el caballo de Troya de la “ayuda humanitaria” por parte de EEUU, incluido el famoso megaconcierto de la frontera donde fueron a cantar españoles mercenarios del escenario como Alejandro Sanz o Miguel Bosé. El gobierno de Pedro Sánchez sigue respaldando los planes imperiales de “invasión humanitaria”.
Durante el Golpe de Estado en Bolivia el pasado noviembre de 2019, la Unión Europea se lavó las manos con un comunicado vergonzoso donde no aparece una sola palabra sobre el golpe y la defensa de la democracia. El gobierno español se sumó a la vaguedad de sus regentes, sin condenar ni el golpe ni la posterior represión que ocasionó numerosos muertos por parte de las fuerzas golpistas.
Más recientemente, en febrero de 2020, ya con el nuevo gobierno de coalición, la ministra de relaciones exteriores Arancha González Laya, en su primera visita oficial a la ONU, afirma que sigue siendo prioridad establecer un camino viable a elecciones en Venezuela y proveer ayuda humanitaria. Continúa la política intervencionista ligada a los intereses del Sacro Imperio Romano de Occidente, como llamó a EEUU el genial Manuel Vázquez Montalbán.
Hace apenas unos días, ante los nuevos movimientos de EEUU respecto a Venezuela, que van desde la recompensa de Trump por arrestar a Maduro hasta la propuesta de un gobierno de transición y el despliegue en mares del Caribe de buques de guerra y aviones dirigidos por el Comando Sur de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, la Unión Europea manifestó su apoyo a ese plan de EEUU de “solución pacífica”. Josep Borrell, ex ministro de exteriores de España hasta fines de 2019, cuando asume el cargo jefe de la diplomacia de la Unión Europea, valora positivamente el plan de EEUU y afirma que “va en la línea” de la solución pacífica. Borrell fue ministro primero de economía y luego de hacienda del gobierno de Felipe González, en los años en que éste comenzó a desplegar la agenda neoliberal. Responsable del comienzo privatizador de la sanidad que luego continuó la extrema derecha del PP y que tiene hoy a España en colapso sanitario ante el Coronavirus.
La alternancia en el poder de PSOE y PP durante los años de “democracia”, se cobra logros como la privatización de la banca pública, una herramienta estratégica de interés colectivo; privatizaciones de sectores estratégicos; desmontaje silencioso de la sanidad o la educación pública; liberalización del suelo que originó la burbuja inmobiliaria; desindustrialización y deslocalización industrial; reformas laborales; desregulación del movimiento de capitales; bajada de impuesto a las grandes fortunas; aumento de la concentración de capitales privados,… Y el mayor de los despropósitos: en 2011, durante el gobierno de Zapatero, se modificó, a puerta cerrada entre PSOE y PP, el artículo 135 de la constitución, dando prioridad absoluta al pago de la deuda externa por encima del gasto público. El resultado: un sistema público tísico, cada vez más desfinanciado, que deja a la población desprotegida, mucho más ante situaciones de emergencia como la generada por el Covid-19. Mientras, crece el músculo de la empresa privada y los capitales financieros, dueños y señores del latifundio estatal. Todo sea por el dios mercado.
«La actual arquitectura empresarial asienta sus cimientos en la dictadura. Además del robo económico de su actividad extractiva, son muchos los casos emblemáticos de graves daños ambientales y humanos producidos por las empresas españolas y sus filiales en la Región».
El Mercado
Son las grandes empresas españolas del Ibex-35 (índice bursátil de referencia de la bolsa española), esas que multiplican filiales en paraísos fiscales, las que hoy continúan la labor de expansión económica, nueva forma de imperialismo 3.0. Con métodos aparentemente más refinados pero con la misma lógica: el despojo de otros pueblos, el robo de sus recursos, la división internacional del trabajo que necesita de la relación países dependientes-países centrales, que es lo mismo que decir explotados-explotadores. La lista de empresas españolas en América Latina es larga: Banco Santander, BBVA, Inditex, Endesa, Indra, Telefónica, Mapre, Repsol, Iberdrola, Acciona, Ferrovial,… Son los nuevos ejércitos imperiales.
Desde los años 90, América Latina se convierte en la tierra prometida de las grandes empresas españolas. Países como Chile, Argentina, México o Brasil sirvieron de plataforma para que lograran expandirse por los 5 continentes y convertirse en multinacionales. Actualmente la inversión española en América Latina es la segunda más grande del mundo, detrás de EEUU.
Muchas de las figuras que ocupan altos cargos en los consejos directivos de esas multinacionales resumen toda una historia de corrupción, puertas giratorias entre el sector público y el privado y, cómo no, vínculos con el franquismo. La actual arquitectura empresarial asienta sus cimientos en la dictadura. Además del robo económico de su actividad extractiva, son muchos los casos emblemáticos de graves daños ambientales y humanos producidos por las empresas españolas y sus filiales en la Región. Nos detendremos brevemente en dos ejemplos.
En los 90, la eléctrica española Endesa desplazó a las comunidades indígenas mapuche Queupuca Ralco y Ralco Lepoy para construir dos represas en el Alto Bío Bío, Chile: las hidroeléctricas Ralco y Pangue[7]. Rodolfo Martín Villa, presidente de Endesa en ese tiempo, declaró: “Chile es envidiable en torno al Estado de Derecho, está con buenos políticos, gobernantes, administradores, y eso es para confiar, para cualquiera que quiera hacer inversiones allí”. El currículo de Martín Villa no tiene desperdicio. Ocupó varios cargos durante el franquismo y fue conocido como “la porra de la transición” por la represión de esos años contra el movimiento popular. Se encargó de reestructurar las antiguas fuerzas de seguridad del régimen como ministro de gobernación con Adolfo Suárez (cuando en 1976 la Policía Armada asesinó a 5 personas durante una protesta obrera en Vitoria). Vicepresidente del gobierno con Leopoldo Calvo-Sotelo, acabó en las filas del Partido Popular, desde donde se lanzó al mundo de la empresa, siendo presidente de Endesa desde 1997 hasta 2004. Curiosamente, Endesa fue privatizada durante esos años de presidencia de José María Aznar. En 2014, la jueza María Servini, responsable de la querella argentina que investiga los crímenes del franquismo, emitió una orden internacional de detención contra Villa por los sucesos de Vitoria. El Gobierno de España denegó en 2015 la extradición del eminente miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas así como la de otros 21 `españoles de pro´ investigados por crímenes contra la Humanidad.
El grupo de constructoras ACS, tiene entre sus principales accionistas a la familia March. El empresario mallorquín Juan March financió el golpe de Estado de Franco, entre otras cosas, con la compra de armas en el extranjero. El mayor accionista de ACS es Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid Club de Fútbol. Cobra, filial de ACS en Guatemala, emprendió la construcción en la cuenca del río guatemalteco Cahabón de un complejo hidroeléctrico conocido como Renace. Responsable de un gravísimo atentado a los derechos humanos de 29.000 indígenas que viven en este territorio, al haber secado 30 kilómetros de río que proveía de agua a esas comunidades del pueblo quekchí. El maestro y defensor de los ríos guatemaltecos Bernardo Caal, hoy se encuentra en prisión en un claro proceso de criminalización de la defensa del territorio.
Se cuentan por cientos los conflictos provocados por la usurpación de los territorios del Abya Yala por empresas españolas. Los diferentes Tratados de Libre Comercio aprobados en la Región, establecen tribunales arbitrales internacionales que se encargan de mediar jurídicamente entre un conflicto de una empresa multinacional y el Estado. Estos organismos jurídicos internacionales atentan contra la soberanía nacional, al suplantar la competencia territorial de los tribunales nacionales favoreciendo la inversión extranjera directa (IED). En otras palabras, los Estados latinoamericanos están obligados a garantizar el buen desarrollo económico del capital privado extranjero, de manera que nada debe impedir la construcción de los megaproyectos expropiadores de la vida y el verdadero desarrollo de los pueblos.
«La Unión Europea, como EEUU, está hoy controlada por el capital financiero. Las decisiones del Banco Central Europeo, institución de la UE, no responden a ningún control democrático»
La colusión
Colusión. Término que proviene del latín collusio y que viene a ser un contrato fraudulento entre dos o más sujetos para obtener condiciones de provecho y ventaja frente a un tercero.
Desde hace décadas, el Estado y el mercado han firmado un pacto falaz. Una fusión ideológica y corporativa que hace de la ideología de clase neoliberal política de Estado. Las víctimas, suele pasar, los pueblos. Era el sueño por el que tanto trabajaron los economistas austriacos von Mises y Von Hayek, que predicaron su religión ultraliberal durante décadas en la Escuela de Chicago y que se convirtió en realidad con el experimento chileno llevado a cabo por los Chicago Boys durante la dictadura de Pinochet.
Si bien se suele caracterizar al Estado en el neoliberalismo como un sujeto débil, esa debilidad no es tal. Como señala el antropólogo marxista mexicano Gilberto López y Rivas, “el Estado nacional de competencia o Estado neoliberal es un vigoroso interventor, tanto en el plano económico, como en las dimensiones política, social, ideológica, cultural y militar; el neoliberalismo es una doctrina exacerbadamente estatista; y el libre mercado es una construcción político estatal instituida y sostenida, asimismo, por la coacción y la represión”[8]. La retirada del Estado en el neoliberalismo se da en tanto protector, administrador de un amplio sistema público que cuide los intereses de las grandes mayorías. El gasto público deja de destinarse a la protección social y se dirige al sector financiero, con mecanismos perversos como la deuda externa. El Estado neoliberal es la negación del Estado de Derecho, de un Estado democrático y popular. Pero el Estado sigue presente como guardián y regente que garantiza la acumulación y reproducción ampliada del capital.
Aterrizando de nuevo en el Estado español, para entender en toda su lógica la política exterior hacia América Latina, es necesario hablar de la venta de su soberanía. El primer gobierno de nuestro querido Felipe González es de nuevo clave en esta historia. El PSOE llegó al gobierno en 1982 con la promesa del No a la OTAN. Como afirma el profesor de historia Javier Sánchez, “el PSOE hizo la mejor campaña contra la OTAN de la época”. ¿Qué pasó? Que llegado al poder, donde dije digo, digo Diego. Y Diego entonces se llamaba «OTAN SÍ». No olvidemos que la creación de la OTAN después de la Segunda Guerra Mundial permite a EEUU integrar bajo su mando a ejércitos europeos. Esa adhesión a la Alianza del Atlántico Norte supone pues el sometimiento de España a los intereses del mayor imperio de la historia. La pérdida de soberanía va más allá de la defensa nacional. No extraña la posición de España respecto a Venezuela, Cuba o recientemente Bolivia.
La llamada “Operación Balboa”, fue un ejercicio militar realizado en España en 2001 y consistente en simular una supuesta guerra de invasión desde dos países a los cuales llamaron País Blanco y País Cian al occidente del País Marrón bajo la dirección del País Azul. Sustituyan los colores por Colombia, Panamá, Venezuela y EEUU y tendrán el mapa completo. El «juego de guerra» comprendió operaciones militares por aire, tierra y mar. El objetivo: el petróleo del País Marrón. La operación, coordinada por la OTAN fue denunciada por voces como la investigadora de origen estadounidense Eva Golinger. “Era un plan secesionista que buscaba dividir a Venezuela en dos partes, dejando el control sobre las reservas petroleras en manos de las fuerzas invasoras”[9].
Respecto a la soberanía económica y política, como vemos ésta ya queda comprometida bajo el paraguas de la OTAN. Del resto, se encarga la Unión Europea del capital. Con el ingreso en la Comunidad Económica Europea en 1985, el PSOE inicia el largo ascenso neoliberal que España ha seguido hasta la actualidad, fiel a las instrucciones de la OCDE[10]. España no es soberana económicamente en tanto la aprobación de sus presupuestos depende de instituciones europeas no democráticas; en 2000 perdió la capacidad de acuñar moneda, y otorgó prioridad constitucional al pago de la deuda. Tampoco es soberana políticamente, pues el sistema de partidos y electoral está controlado por partidos financiados por el poder financiero. Dan buena cuenta de ello los casos de corrupción Filesa o Gurtel, que implican a las dos joyas de la Corona, nunca mejor dicho: PSOE y PP.
La Unión Europea, como EEUU, está hoy controlada por el capital financiero. Las decisiones del Banco Central Europeo, institución de la UE, no responden a ningún control democrático. La deuda de los Estados, que rescataron a los bancos de la crisis de 2007-2008, se ha convertido en una herramienta de especulación que domina a los pueblos e hipoteca su futuro. Con una relación asimétrica dentro de la UE, los países centrales -Alemania o Francia- imponen condiciones a los periféricos -España, Portugal, Italia o Grecia- como mayores intereses en el pago de las deudas. Hoy esa periferia europea está padeciendo las recetas que durante tanto tiempo se aplicaron a los países dependientes de América Latina. Lo vemos con las soluciones de la UE frente al Covid. ¿Solidaridad al estilo cubano? Esos cubanos son unos desprendidos, mejor refinanciemos las deudas.
Es evidente la alianza espuria del Estado español con los grandes capitales financieros internacionales. Hay un elemento clave que de manera muy grotesca une directamente los aparatos del Estado con los intereses capitalistas. Con el Rey hemos topado.
«Recientemente ha salido a la luz pública un secreto a voces: la donación a Juan Carlos I, a través de una fundación, de 100 millones de dólares de Arabia Saudí por una jugosa adjudicación de obras del Ave a La Meca a empresas españolas».
La Monarquía
En 2014, tras una serie de escándalos producto de los escarceos de Juan Carlos con su querida Corinna, su quiebre de cadera cazando elefantes en Botsuana y los rumores y vinculaciones con tramas oscuras de corrupción, el Rey de España, en sus horas más bajas, decide abdicar a favor de su hijo, quien es nombrado Rey como Felipe VI.
Juan Carlos I heredó por órdenes del dictador Franco no solo el título de Rey de España, en concepto de sucesión al Caudillo como jefe de Estado, sino también la jefatura del ejército. El doctor Joan Garcés resalta la conexión de tres acontecimientos: el nombramiento de Franco como jefe de Estado en 1936, la coronación de Juan Carlos I como rey de España en 1975 y la proclamación de Felipe VI en 2014. Lo que une los tres hitos es que antes de ser proclamados jefes de Estado, los tres son nombrados previamente jefes de las Fuerzas Armadas. Felipe VI lo hace “ante la presencia de los jefes militares de los tres cuerpos del ejército”. Es después de ese acto en el Palacio Real que Felipe “se traslada a las Cortes, donde es proclamado rey”. Esto, según Garcés, es de una “carga simbólica y constitucional extraordinaria, y es una violación de la Constitución vigente, puesto que literalmente dice nuestra Constitución que el Jefe de las Fuerzas Armadas es el rey, es decir, es en la medida que es hecho rey que es jefe de las Fuerzas Armadas, y no al revés”. De modo que ese histórico 19 de junio de 2014 Felipe VI presta juramento para cumplir unas funciones constitucionales que acaba de vulnerar. En los tres casos, “el mando supremo de las Fuerzas Armadas se transmite al margen de la soberanía popular, de la representación nacional y de la Constitución en vigor”[11].
No es lo único que vulneran los Reyes de España. Recientemente ha salido a la luz pública un secreto a voces: la donación a Juan Carlos I, a través de una fundación, de 100 millones de dólares de Arabia Saudí por una jugosa adjudicación de obras del Ave a La Meca a empresas españolas. Lo publica el diario británico The Telegraph el 14 de marzo de 2020. Al día siguiente, Felipe VI, para amortiguar el escándalo, renuncia a la herencia de su padre. Toda buena vecina sabe que el papel “diplomático” de los reyes de España en sus misiones en el extranjero consiste en hacer de comerciales de las grandes empresas españolas, a cambio por supuesto de jugosas comisiones. Según declaró la alemana Corinna, quien además de amante fue consultora del Rey, “ninguna compañía española hacía y hace tratos en Oriente Próximo, América Latina o Europa del Este sin la intervención del Rey Juan Carlos”.
Quizás, la primera deuda histórica para con los pueblos de América pase por acabar con esa institución que durante tantos años los sometió a golpe de espada, yugo y cruz y de la que ellos ya lograron, al menos políticamente, liberarse.
«Los 500 años abren un nuevo tiempo de rebeldías desde el sur. El levantamiento de los pueblos mayas zapatistas, mapuche, nasa, aymara, quechua… y tantos otros, toman la voz de la dignidad histórica inspirados en sus proyectos de vida comunitaria».
La resistencia
En América Latina, los pueblos indígenas comienzan hace años un proceso de resignificación que tiene un hito refundador de dignidades en el llamado Quinto Centenario de 1992. El movimiento y la discusión que se generó en América Latina durante la “celebración” de los 500 años, es lo que algunos definen como el último “diálogo” de los pueblos latinoamericanos con España. Esa fecha cierra un ciclo de dolor colectivo y lo transforma en lucha y horizonte transformador. Para que pudieran levantarse esas banderas emancipadoras, fue necesaria una resistencia de 500 años. Por eso el lema “500 años de resistencia”. Los invasores españoles, allí donde había una huaca, como se llama en quechua a los lugares sagrados, pusieron cruces o templos. Cuando los indígenas rezaban frente a las cruces, estaban rezando a su huaca. De la misma forma, los pueblos negros esclavizados conservaron sus dioses e identidades. La mayor de las victorias de resistencia de esos pueblos radica en haber logrado preservar sus secretos, su cosmovisión. Su lengua, sus modos de vida, sus costumbres, su identidad como pueblos. El catolicismo impuso sus lenguajes pero ellos los resignificaron haciéndolos propios. Con la transformación de los mecanismos de coacción colonial, esa identidad durante siglos oculta fue brotando como agua de vida, en una suerte de sincretismo de enorme dinamismo.
América Latina vive con los procesos de independencia una liberación del yugo del imperio español. Sin embargo, los Estados nacionales nacen secuestrados por élites políticas criollas que siguen sometiendo a los pueblos, siendo muchos masacrados por los nuevos ejércitos nacionales, como es el caso del pueblo charrúa de Uruguay en la Matanza del Salsipuedes o del pueblo mapuche, el único que logró resistir al imperialismo español; fueron sin embargo los Estados chileno y argentino quienes les desplazaron y diezmaron mediante los genocidios conocidos como Pacificación de la Araucanía y Campaña del Desierto.
En el siglo XX, América vive una etapa de insurgencias que ponen la mira en una estructura clasista y explotadora. La revolución cubana abre un hueco en la historia al que se suben muchos proyectos de liberación de todo el continente. Para contener ese avance popular, llegan épocas de dictaduras militares autoritarias que como en Chile instauran el modelo neoliberal en la Región para luego exportarlo al resto del planeta. Muchas de esas dictaduras se inspiraron o admiraron al régimen fascista de Francisco Franco. También las transiciones a la democracia latinoamericanas tomaron como ejemplo de velada continuidad la “modélica transición española”.
Los 500 años abren un nuevo tiempo de rebeldías desde el sur. El levantamiento de los pueblos mayas zapatistas, mapuche, nasa, aymara, quechua… y tantos otros, toman la voz de la dignidad histórica inspirados en sus proyectos de vida comunitaria. De la misma forma, los pueblos afrodescendientes y cimarrones reconstruyen una memoria de esclavización. Ese resurgimiento originario logrado a base de lucha, organización, resistencia, disputa de territorios y construcción de autonomías, se gana un espacio privilegiado en la cartografía de las actuales luchas anticapitalistas. Cada vez más, se incorpora a las narrativas emancipadoras populares la cuestión étnica, los pueblos indígenas y afrodescendientes como sujetos transformadores que encabezan en lo real la lucha contra los proyectos económicos capitalistas, poniendo el cuerpo y la vida. Como ejemplo, de nuevo el caso de la resistencia mapuche, con organizaciones como la Coordinadora Arauco Malleco, que desde los años 90 mantienen en el sur de Chile (Wallmapu) una acción de resistencia frontal contra forestales, mineras y eléctricas, algunas de ellas españolas como el citado caso de Endesa. Realidad que ha sido contestada por el Estado chileno bajo la razón neoliberal: con la militarización, la criminalización del movimiento y el asesinato y encarcelamiento de comuneros y referentes de lucha. De nuevo el Estado convertido en mercenario guardaespaldas del capital.
Ese siglo XX agonizante nos regala una década de levantamientos e insurgencias que tiene entre sus hitos fundadores al Caracazo del 89. Como anunciando una nueva época, llega Hugo Chávez retomando la vía pacífica que ensayó Allende a iluminar las esperanzas de un horizonte socialista. Progresismos de distinto signo se riegan por la región. La visión estratégica de Fidel y Chávez forjan bajo ese escenario favorable una propuesta de integración regional alternativa al neoliberalismo, con mecanismos de intercambio y relación entre países en condiciones de igualdad, respeto y soberanía. Nacen así instituciones como el ALBA, el MERCOSUR o la CELAC.
El ataque desde los instrumentos ideológicos del Estado español hacia ese naciente proyecto latinoamericanista es uno de los ejemplos más perversos de supremacismo, colonización y desinformación por parte de los medios de comunicación puestos al servicio de la guerra psicológica contra los pueblos y sus deseos de liberación.
«El grupo PRISA se convertirá en el mayor imperio de comunicación de contenidos informativos, educativos y culturales de España y América Latina»
La comunicación
Tres grupos corporativos en España controlan casi el 60% de los medios de comunicación en el Estado español: Mediaset, Atresmedia y PRISA. Si nos centramos en la prensa, tenemos los nichos tradicionales de la extrema derecha, como los periódicos ABC, El Mundo y La Razón. Pero nos interesa más el caso paradigmático del periódico El País y el grupo al cual pertenece: el Grupo Prisa, con gran presencia en América Latina. Nacido en mayo de 1976, pronto pasa a ser el periódico de progres e intelectuales, y a convertirse en el más vendido e influyente a nivel nacional. Hasta hoy. De gran calidad y serios trabajos de investigación, prestigiosas firmas de escritores, columnistas o dibujantes han colaborado en él. Pero se sabe poco de sus verdaderos orígenes. La idea nace en 1972 y tiene a tres personajes como sus ideólogos. Tres patas, una cultural, otra económica y otra política. La cultural la encarna José Ortega Spottorno (hijo de Ortega y Gasset y combatiente del bando franquista durante la guerra). La económica, Jesús de Polanco, empresario de la editorial Santillana que se hará con un emporio comunicacional llamado precisamente grupo PRISA. La pata política es en ese momento embajador de España en Londres. Para entrevistarse con esa pata de la nueva mesa comunicacional viaja hasta allí un joven periodista a quien le encargan la dirección del diario, Juan Luis Cebrián, hijo de Vicente Cebrián, falangista miembro de la Jefatura de Prensa del Movimiento Nacional durante la dictadura. “Cebrián me dice que se embarca en la aventura ´conmigo y por mí´”, anota en su diario la pata política, con quien se entrevista en la capital inglesa. Hablamos de Manuel Fraga Iribarne, Ministro de Información y Turismo con Franco y Ministro del Interior con Arias Navarro. Un pez gordo del régimen responsable de las más oscuras operaciones del terror. Entre ellas, el asesinato de Julián Grimau. Astuto como un zorro, en un momento pretende liderar el sector aperturista del régimen y sabrá renovarse como nadie con la democracia, cuando fundará Alianza Nacional, germen del actual Partido Popular, que presidirá antes de cederle tan insigne puesto a Aznar. Será Fraga quien le pida igualmente a Polanco que se incorpore al proyecto de El País, como relata el mismo Polanco en una entrevista con Vázquez Montalbán: “yo me incorporo a El País porque me lo pide Fraga, pero el promotor de la idea de El País era José Ortega Spottorno. Me piden que les ayude a hacer la gestión porque yo no tenía antecedentes ni negativos ni positivos con respecto al franquismo”[12]. Con los espacios mediáticos de la derecha cubiertos con otros medios, el grupo PRISA, después de una guerra interna en la que Polanco se impone a Spottorno, se liga en los años 80 a las élites del PSOE y la línea editorial de El País gira en torno a la órbita ideológica de su cúpula, con Felipe González a la cabeza. “Al diario se le llama Boletín Oficial del PSOE”[13]. Entre contenidos progres y un formato fresco y de calidad, se convierte en el medio perfecto para los nuevos tiempos. Destilando un licor monárquico-parlamentario, impone un estilo y un modo de pensar en una nueva realidad donde lo cultural se vuelve imprescindible como vehículo de control social. El equipo encargado de la gestación del diario El País, con Polanco a la cabeza, constituye Promotora de Informaciones SA (PRISA) como sociedad que habría de editarlo. El grupo PRISA se convertirá en el mayor imperio de comunicación de contenidos informativos, educativos y culturales de España y América Latina.
Desde el surgimiento de gobiernos populares y emancipadores en América Latina, el diario en particular y el grupo PRISA en general han dedicado grandes esfuerzos, como lo hicieron desde siempre con Cuba, en deslegitimar estos nuevos proyectos políticos que apostaron por caminar hacia una verdadera democracia. “El triángulo mediático Miami-Bogotá-Madrid dispara a diario contra el Gobierno de Venezuela”[14], afirmaba en 2015 Mario Isea, embajador de Venezuela en España. El País forma parte de este engranaje, protagonizando una campaña de acoso y derribo contra el cuartel principal del llamado socialismo del siglo XXI: Venezuela, a la que ha dedicado cientos de portadas. Habitualmente transfigurando la realidad o mintiendo directamente, incluso con fotos falsas como la de un supuesto Hugo Chávez entubado y enfermo que el diario se vio obligado a rectificar.
Cuenta el sociólogo Marcos Roitman el impactante secuestro en 1991 del libro de Félix Marín: Dineros del narcotráfico en la Prensa Española. “Fue judicialmente requisado antes de salir de imprenta, cosa inédita en la España dizque democrática. Nunca vio la luz, un juez decretó su secuestro. En el texto se aludía a los vínculos entre el presidente del grupo PRISA (Cadena Ser, El País, entre otros), Jesús de Polanco, con el narcotráfico y los cárteles colombianos. Igualmente se aportaban datos sobre las inversiones de los cárteles en el grupo PRISA, además de señalar que dichas actividades eran conocidas y toleradas por el gobierno del PSOE y por el propio Felipe González”[15].
A pesar de estos bochornosos ejemplos de las élites políticas y económicas, los pueblos del Estado español cuentan con ricas expresiones de otro modo de concebir la mirada política hacia América Latina. Desde comunicacionales, donde podemos encontrar proyectos de comunicación popular como Cubainformación en Euskadi, Rebelión, Cuarto Poder, Tercera Información o Kaos en la Red, por citar solo algunos, hasta movimientos y organizaciones que hacen ejercicios muy valiosos de solidaridad internacionalista y denuncia del colonialismo español. Sin embargo, debemos asumir la autocrítica de que no hemos logrado articular una propuesta que sobrepase la barrera de nuestros propios espacios militantes. Un ejemplo lo tuvimos durante las manifestaciones del No a la Guerra de febrero de 2019, que pretendían emular al No a la Guerra de Irak. En 2003, a nadie se le habría ocurrido afirmar que salir a la calle diciendo No a la Guerra tenía que ver con algún tipo de apoyo a Sadan Hussein. En cambio hoy gran parte de incluso sectores progresistas en el Estado español no quieren saber nada que tenga que ver con Venezuela. Ha sido tal el bombardeo mediático y la construcción de un imaginario deshumanizante hacia el bolivarianismo que nos encontramos con que una de las experiencias más transformadoras de las últimas décadas en el mundo, ante el riesgo de entrar en guerra, no es defendida por la “izquierda” política mayoritaria ni tan siquiera en términos de soberanía o por una simple cuestión de defensa de la paz.
Toda esta realidad, ante un mundo cada vez más interconectado y dominado por el imperio mediático, nos sitúan en la necesidad de entender la comunicación como campo de disputa y resistencia fundamental para la construcción colectiva de un nuevo horizonte.
«La mentalidad de guerra de espectro completo amenaza la psique global. El Covid-19 llega no solo a detener la creciente ola de protestas populares en América Latina. También viene a incrementar esa guerra planetaria»
El horizonte
América Latina vive un momento de encrucijada y recrudecimiento de la ofensiva capitalista. Sin embargo, sería un error tremendo dejarnos llevar por el pesimismo ante los reveses recientes. La llamada experiencia progresista, en términos generales, no ha sido un fracaso. El acumulado popular que nos dejan las últimas tres décadas es inmenso. No partimos de cero. Toca aprender de los errores, fortalecer los aciertos y alimentar la organización y la esperanza.
Podemos sacar enormes enseñanzas de estos procesos en la región. Nos atrevemos a esbozar una: las experiencias que más han logrado sostenerse en el tiempo han sido precisamente las de un proyecto más radical, las que más han profundizado en las transformaciones. A Bolivia tuvieron que derribarla mediante un golpe de Estado que deja a su vez valiosísimas enseñanzas. Venezuela sin duda marca la diferencia. Quizás por eso, el proceso continúa en pie. Con muchas debilidades, con enormes retrocesos populares donde la guerra total desplegada contra ella deja secuelas a la interna.
El nuevo momento de levantamientos, rebelión e insurgencias populares, como el que estalla en octubre de 2019 en Chile, antes en Ecuador y después en Colombia, nos adelantan dos cosas: que el neoliberalismo hace aguas y es interpelado allí donde nació como experimento y que por mucho que los llamados gobiernos restauradores avancen, ese avance tiene las patas cortas y necesita cada vez más de la militarización de todos los aspectos de la vida. La escalada de la llamada guerra de cuarta generación contra los pueblos se viene dando no solo con casos tan evidentes como Venezuela. La mentalidad de guerra de espectro completo amenaza la psique global. El Covid-19 llega no solo a detener la creciente ola de protestas populares en América Latina. También viene a incrementar esa guerra planetaria, ese estado de crisis civilizatoria. Es por eso que también se abren nuevas fisuras que debemos convertir en alamedas de libertad, parafraseando a Allende.
No será sin embargo comprando los discursos conciliadores de la unidad ante un enemigo común llamado coronavirus que tanto gustan en Europa y que pretenden diluir responsabilidades repartiéndolas entre el pueblo y disolver un pensamiento de lucha de clases. Será radicalizando análisis y posiciones. Será generando pensamiento y proyectos políticos emancipadores que sean capaces de alimentar identidades, mitos, memorias y horizontes y logren penetrar por las grietas en movimiento de un sistema que se resquebraja a la vez que muestra sus dientes moribundos con tremenda furia. Con el amor revolucionario del que hablara el Che, es nuestra tarea recoger el testigo de esa furia para convertirla en fuego creador de cultura política y poder popular. Solo así, lograremos dejar atrás la historia imperialista y generar espacios políticos nacional-populares que se relacionen entre sí desde condiciones de solidaridad y hermandad. Donde sus fronteras de abrazo y bienvenida saluden con frases como aquella del Comandante Fidel: «ser internacionalista es saldar nuestra propia deuda con la humanidad”.
Este texto es un encargo del espacio de comunicación hermano ContrahegemoníaWeb, para su Dossier del primer trimestre de 2020: América latina en la encrucijada: pandemia, rebeliones y estados de excepción
[1] La revista Acción Española, surgida para agrupar a la intelectualidad reaccionaria, católica y monárquica en oposición a la II República nace el 15 de diciembre de 1931 financiada, entre otros, por Juan March, banquero que también financiará el golpe de Estado de 1936
[2] Para comprender esta etapa y el rol del PSOE y Felipe González en la transición, nada mejor que acudir a la obra Soberanos e Intervenidos, de Joan Garcés.
[3] La Nueva España, 10 de febrero, 2018
[4] Para comprender toda este thriller de intrigas, conspiraciones y traiciones, además del clásico Soberanos e intervenidos, recomendamos leer La CIA en España, de Alfredo Grimaldos.
[5] Marcos Roitman Rosenmann. Los ejes de la política exterior de España hacia AL, La Jornada, 18 de febrero de 2007
[6] Faes Fundación: https://fundacionfaes.org/es/presentacion
[7] Ver los documentales Malla Malla pewenche. Memoria y Resistencia Mapuche (2015) y Callaqui Pewenche (2016). Memoria y Resistencia Mapuche
[8] Gilberto López y Rivas, Etnomarxismo y cuestión étnico-nacional en América Latina. En Vocesenlucha: https://vocesenlucha.com/etnomarxismo-y-cuestion-etnico-nacional-en-america-latina/
[9] Eva Golinguer, Documento revela intenciones bélicas de Estados Unidos contra Venezuela y Libia, Aporrea.
[10] La OCDE, que agrupa a los 35 países más ricos del planeta, “es la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, puro producto de la guerra fría (la organización se creó para gestionar el plan Marshall e impedir la extensión del comunismo a los países occidentales), y laboratorio del pensamiento liberal, establece el marco ideológico en el que se inscriben todas las cuestiones económicas y financieras. Sus objetivos principales son la promoción de la economía de mercado y el libre comercio”, en Ignacio Ramonet, Ramón Chao y Wozniak, Abecedario (subjetivo) de la Globalización, 2004, Seix Barral, p. 331
[11] Vocesenlucha, Barco, Puentes, Terapias y Memora (I), https://vocesenlucha.com/2018/09/02/el-barco-los-puentes-las-terapias-y-la-memora-i/
[12] Manuel Vázquez Montalbán, Un polaco en la corte del Rey Juan Carlos, Madrid, Alfaguara, 1996, p. 116
[13] Ibid, p. 117
[14] Cubainformación, `Hay un triángulo mediático Miami-Bogotá-Madrid que dispara a diario contra el Gobierno de Venezuela´, 4 de noviembre de 2015
[15] Marcos Roitman Rosenmann, La criminalización del Pensamiento, Guillermo Escolar Editor, 2018.
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
Joan Garcés, Soberanos e intervenidos. Estrategias globales, americanos y españoles, Siglo XXI
Marcos Roitman, La política del PSOE en América Latina, Talasa ediciones
Alfredo Grimaldos. La CIA en España, Ediciones Península
Oriol Malló Vilaplana. El cártel español. Historia crítica de la reconquista económica de México y América Latina (1898-2008), Akal
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