Los dictadores suelen llevarse bien con el aparato judicial, no tanto con la justicia. La bella y verdadera justicia no se compra ni se vende en el juego del poder. La justicia es y debe ser patrimonio de los pueblos con dignidad, de los pueblos que alzan la voz para recordar que tienen memoria. Está muy lejos de los bailes de salón, y por supuesto, nunca acude a esas reuniones secretas en las que se negocia en un despacho el rumbo de los países.
Hoy, el pueblo del Perú nos recuerda que tiene memoria. Hoy las voces en resistencia se levantan y recuerdan Barrios Altos, La Cantuta, Pativilca… El asesinato y la desapareción de una dictadura que sin piedad ni honor mutiló a un pueblo, hoy sobreviene. Una ola de resistencia contra el horror, la humillación y la injusticia inunda las calles, las aceras de los barrios, las avenidas. Hoy, en Latinoamérica, después de la sorpresa paralizadora, algo se mueve. Y es que indultar a un exdictador, asesino y corrupto como Alberto Fujimori es como para que los volcanes despierten de su letargo.
El derecho de gracia otorgado por el Ejecutivo viene en un momento delicado. Semanas atrás la oposición había conseguido promover su destitución, que fundamentaba en las implicaciones del mandatario en el caso Odebrecht. Pedro Pablo Kuczynski en su defensa pidió disculpas por no ser prolijo y afirmó que él no era un corrupto. Ante la sólida declaración votarían a favor de él 19 congresistas. La oposición consiguió 79 de los 87 que necesitaba. ¿Qué hubiera pasado si 8 de los 21 congresistas que se abstuvieron hubieran votado en su contra? Que hoy habría vacancia presidencial y un indulto menos.
Algo nos hace sospechar que lo uno está vinculado a lo otro. Pues nos parece bastante raro que dentro de los congresistas que se abstuvieron haya una decena de fujimoristas afines a Kenji cuya preferencia es negociar el indulto del padre. ¿Qué evitó entonces la destitución del presidente? ¿que a partir de ahora vaya a dar una vuelta en su jep privado a los amigos y no tan amigos? ¿o que aumente su generosidad en forma de aperitivos en las fiestas que suceden en esos hoteles carísimos a los que la bella justicia no es invitada? Nada de eso. La destitución la evitó el indulto humanitario o como preferimos llamarlo el derecho de gracia.
Un derecho que como bien indica no es ‘de derecho’ sino ‘de gracia’. Una gracia que por otro lado podría no estar respetando la Constitución. Desde hace 10 meses el exdictador tiene otro proceso en marcha y según la Constitución el presidente de la República solo podría interferir en un proceso judicial pasados 24 meses. Igual, después de toda la artimaña, ésta no les salga tan bien. Quién sabe si llegará a ser peor el remedio que la enfermedad.
La acción conjunta de un pueblo digno que lleva décadas construyendo a favor de la reconciliación y la verdad, y el apoyo internacional e internacionalista son fundamentales. Visibilizar este negocio a puerta cerrada es fundamental. El mundo debe saber que este indulto es el mayor atropello a la memoria de los vivos y de los muertos, de las que siguen adelante y de las que cayeron, de las voces que lucharon por un mundo más justo y murieron enfermas en prisión, sin indultos, sin derecho de gracia, sin derechos.
Voces, abrid los ojos, mirad los cerros, mirad el campo. Mirad. Mirad las orillas, los desiertos. Voces, llorad, pero no por dentro, ¡por fuera! Llorad. Llorad la pena, el terror, la hambruna. Ahoguemos los despachos, las chaquetas y sus corbatas. Voces llorad. Llorad gordo y alto el empobrecimiento. Ahoguemos a los dictadores ¡Lloremos!