El metro de las capitales del mundo se mueve, hierve y contamina, pero cumple una función elemental: desplazar la mano de obra de casa al trabajo y del trabajo a casa. Mientras ello sucede, en el metro de Santiago los vagones se llenan de encanto y se ofrecen helados, agua fresquita y suena la música de los y las artistas de las poblaciones. Durante el mes de enero, pudimos escuchar a decenas de voces que cantaban por Víctor Jara, recordaban a Violeta Parra, daban gracias a la vida, pedían justicia para los desaparecidos y muertos en la dictadura de Pinochet… En esta ocasión, elegimos a una pareja de raperos por su ritmo y su manera de concienciar a los pasajeros y pasajeras.