
¿POR QUÉ Y QUIÉN ORDENÓ EL ATAQUE A IRÁN?
Por Francisco Colmenares*
«Desde que la revolución iraní, derrocó en 1979 al gobierno monárquico, todos los gobiernos de Estados Unidos no dejaron de promover acciones para derrotarla».
22 de junio de 2025 | Fuente: La Jornada
Hoy, Irán es el tercer país más rico de petróleo del mundo y dispone de 45 por ciento de las reservas de gas de la OPEP. Su importante y creciente producción petrolera, en particular al finalizar la Segunda Guerra Mundial, hizo voltear la mirada con interés hacia ese país. Frente al decreto de nacionalización de su industria petrolera en 1950, Inglaterra y Estados Unidos se aliaron para conspirar y derrocar, en 1953, con un golpe de Estado al gobierno –electo democráticamente– de Mohammad Mossadegh.
Desde que la revolución iraní, encabezada por el ayatollah Ruholla Musavi Jomeini derrocó en 1979 al gobierno monárquico del sha Reza Phalevi, pieza clave con la monarquía de Arabia Saudita para el control del manejo del petróleo en Medio Oriente, todos los gobiernos de Estados Unidos –republicanos y demócratas– no dejaron de promover acciones para derrotarla. Para ello, recurrieron a atentados, matando a su presidente en un accidente aéreo
, jefes militares, daños a instalaciones estratégicas y un prolongado bloqueo comercial en el que participan activamente, sus sumisos aliados de Europa.
Estados Unidos, con sus niveles actuales de producción de crudo y gas, más las importaciones que hace de Canadá, ha logrado cubrir sus necesidades de consumo. Sin embargo, al descansar su alta producción de crudo y gas en yacimientos explotados mediante el fracking, su poderío enfrenta una fragilidad extraordinaria.
Además, con excepción de Inglaterra y Noruega, el resto de sus aliados europeos dependen para su consumo de la importación del petróleo y del gas, en particular de Medio Oriente.
Detrás de las despiadadas matanzas contra los palestinos, contra la población toda de Gaza, de la decisión para expulsarlos de su territorio y del banal discurso del genocida y mercenario Benjamín Netanyahu, a quien la Corte Internacional ordenó arrestar por crímenes de guerra y de lesa humanidad, está el interés imperial de controlar la extracción y el flujo del petróleo y del gas en la región.
Desconfían del control que puedan seguir teniendo las monarquías y gobiernos en Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Kuwait o del frágil control que tienen en Irak o Libia; ambos, países devastados por la intervención militar de Estados Unidos y sus aliados europeos y que mantienen prolongadas guerras civiles.
Frente al fracaso para doblegar al gobierno de Irán e impedir los acuerdos comerciales directos o a través del BRICS con Rusia y China y otros países, Estados Unidos enarboló el pretexto de que Irán, más allá de su programa de energía atómica, estaba preparando armas nucleares. Para frenar este supuesto proyecto iraní, recurrió al ataque militar de Israel, que con alrededor de 10 millones de habitantes, se ha transformado en la más agresiva y despiadada plaza militar de mercenarios al servicio, principalmente, de los intereses petroleros y geopolíticos de Estados Unidos en Medio Oriente.
El ataque de Israel contra Irán se fraguó bajo las órdenes y en complicidad con el poder imperial que perdió, desde finales del siglo XX, a un aliado estratégico; precisamente, cuando atravesaba una larga declinación de su capacidad petrolera y que no podía superar, aun con elevados precios del petróleo.
Quedan a Irán y a su pueblo defenderse y enfrentar este cobarde ataque de Israel. Queda a la OPEP+ declarar un inmediato embargo de petróleo para obligar a Israel a detener sus ataques militares y retirarse sin condiciones de Gaza y de los territorios pertenecientes a Palestina.
Son tiempos de lucha por la paz y la hermandad de los pueblos de cualquier religión y contra la agresión de Israel y del poder imperial.
* Autor del libro Rebeldía, Tlatelolco y cárcel en Lecumberri
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