NO HAY PUEBLO VENCIDO, NI CONFINADO. ESCENARIOS EN LA REGIÓN EN MEDIO DEL COVID-19

Por Ángel González

«El asesinato del afroamericano George Floyd en manos de la policía fue el detonante de una explosión social cuya onda expansiva aún avanza»


En el llamado país de la Libertad: Protestas violentas, cientos de detenidos, arremetidas de los ciudadanos  contra los medios de comunicación, estaciones policiales quemadas. Saqueos, heridos, más de 24 Estados en toque de queda, movilizaciones en las cercanías de la Casa Blanca que no se veían desde las protestas contra la  la guerra de Vietnam y por los derechos civiles en la década de los 60. Grupos de civiles blancos armados en las calles dispuestos a enfrentarse a quienes se opongan al régimen supremasista de Trump,  ¿preludio de una guerra civil con connotaciones raciales y sociales? Cientos de muertos productos del Covid 19, particularmente de la población negra y latina en los Estados Unidos. El asesinato del afroamericano George Floyd en manos de la policía fue el detonante de una explosión social cuya onda expansiva aún avanza sin saber cómo va a parar y las consecuencias sociales, económicas y políticas para el imperio en decadencia. ¡Roma Arde…¡

En Centroamérica, particularmente en Honduras, Costa Rica y Panamá, se informa de movilizaciones de helicópteros Norteamericanos artillados de manera inusual, lo que no se veía desde los tiempos de la guerra en Nicaragua invadida y asediada por los mercenarios de la Contra con el apoyo de los Estados Unidos y la complacencia de los gobiernos  de la época.

En Colombia arriban tropas norteamericanas,  so pretexto de luchar contra el narcotráfico se asientan en la región fronteriza con Venezuela, a un mes de la fallida incursión mercenaria repelida militarmente con la participación de la unión cívico militar en las costas venezolanas. Mientras tanto, cientos de dirigentes sociales, desmovilizados y dirigentes políticos son asesinados en diferentes partes del país y la población más pobre sufre la represión, el hostigamiento y desalojo en las periferias de las principales ciudades.

En Venezuela arriban al país 5 buques cargados de gasolina, repuestos y aditivos desde la República Islámica de Irán, rompiendo de esa manera  el bloqueo económico, financiero y energético impuesto por el gobierno de Estados Unidos y el cual es, en parte, el gran responsable de la crisis que atraviesa el país. A pesar de las amenazas terroristas del Pentágono, que de haberse concretado generaría una escalada militar con impactos incalculables no sólo para la región de América Latina, sino también en el ya conflictivo y complicado escenario del Golfo Pérsico.

En Brasil, siendo el segundo país con la tasa más elevada de infectados y muertos por Covid-19 en el mundo, Bolsonaro insiste en dar prioridad a los intereses económicos, desconociendo los llamados de organismos internacionales e incluso de funcionarios de su propio gabinete, quienes han advertido sobre la grave situación que atraviesa el país frente a la pandemia. Lula advierte del peligro de un golpe militar que terminaría de coronar las tendencias fascistas que impulsaron la figura de Bolsonaro,  retrotrayendo al gigante sudamericano al escenario de la dictadura militar de los años 60, 70 y 80.

En Bolivia el gobierno de facto instalado a sangre, fuego y manipulación mediática y religiosa, está cada vez más salpicado por los escándalos de corrupción relacionado a compras ilícitas, sobre precio, privilegios a familiares en la compra de  los equipos para atender la contingencia del Covid-19. Los logros sociales alcanzados por el Indio Evo durante varios años, en apenas unos meses del gobierno de Añez, han retrocedido a los niveles de exclusión, atropellos y desidias del pasado, cuando Bolivia presentaba los niveles de pobreza de la región más elevados, que lo colocaba sólo a corta distancia de Haití, otro pueblo terriblemente olvidado por la comunidad internacional. 

En Chile, y a pesar de la difícil situación que sufren por la pandemia y sus efectos, el pueblo nuevamente a fuerza de gritos, consignas y barricadas, se reorganiza en la primera línea de combate para  enfrentar en las calles las políticas neoliberales de los Chicago Boys, que han causado dolor y sufrimiento a este pueblo hermano desde hace más de 40 años. La indignación de todo un  pueblo que despertó el año pasado con la chispa promovida por los adolescentes estudiantes y que puso en vilo durante varios meses a Piñera y toda su corte, aún se mantiene ahí preparando el escenario en permanente y creativa resistencia conspirativa, esperando el momento para estallar y abrir definitivamente las grandes alamedas.  

Todo un continente: Nuestra mayúscula América, donde aún siguen muy abiertas sus venas, mostrando el dolor y el sufrimiento pero también la lucha y la esperanza.  Todo un pueblo soportando y enfrentando desde hace más de 500 años invasiones, dictaduras, exilio,  atropellos, muerte, pandemias y destierro.  En definitiva resiliente, un pueblo NO CONFINADO ante el dolor y la injusticia,  como diría el poeta, maestro y guerrillero venezolano Argimiro Gabaldón un pueblo“… En tremenda  lucha contra la tristeza y la muerte».

Ángel González, Barquisimeto, 31 de mayo de 2020