
ENTREVISTA AL PRESO POLÍTICO MAPUCHE HÉCTOR LLAITUL
Por Andrés Figueroa Cornejo
«Uno de los grandes legados del actual gobierno ha sido generar los términos sociopolíticos y discursivos para que una nueva gobernanza de la ultraderecha dé continuidad al sistema capitalista que amenaza los recursos naturales de la manera más brutal que se haya conocido»
19 de noviembre de 2025
En entrevista enviada desde la cárcel de Concepción (Penal Biobío), Héctor Llaitul, líder de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), condenado a 23 años de prisión por la ley de Seguridad del Estado, aborda distintos temas en el contexto de la reciente elección presidencial. La ofensiva de la ultraderecha con sus tres candidatos presidenciales, la posibilidad de un indulto, las reconvertidas políticas de seguridad del gobierno de Boric, junto con analizar en qué está el movimiento de resistencia mapuche y su opinión sobre la nueva intervención norteamericana en América Latina son las temáticas profundizadas por el histórico werken mapuche.
¿Cómo estima la ofensiva de la ultraderecha y la presencia alemana en el Wallmapu, considerando que se presentaron tres candidatos de derecha de origen alemán a esta elección presidencial?
La ofensiva de la ultraderecha hoy tiene rostros conocidos, que en cierta medida componen distintas dimensiones de una posición en su conjunto, que es la reafirmación de un Estado capitalista de naturaleza profundamente racista y colonial. Eso es lo que representan tanto Kast, Kaiser como Matthei, quienes precisamente son descendientes de alemanes. De lo anterior, resulta necesario hacer un breve repaso histórico de lo que ha sido la presencia de los alemanes en este país, quienes hoy son prácticamente los dueños del sur de Chile, no solo en lo que respecta a su condición de ser un sector del empresariado, sino de toda la representación del sistema de dominación en el Wallmapu histórico. Tal vez de ahí la postura y el discurso cargados de odio y racismo contra la causa mapuche y contra los pobres en general.
En efecto, los tres candidatos alemanes y hoy Kast, que pasa a la segunda vuelta, no solo representan al empresariado con las garantías que ya tienen por seguir explotando nuestro Wallmapu histórico, sino que hoy pretenden perpetuar su poder con un sistema absoluto que nos someta a mayor colonialismo a través de la imposición de asentamientos y exterminio de comunidades.
¿Cómo fue esa ocupación colonial en el Wallmapu?
Los alemanes, así como otros grupos de colonos (italianos, neozelandeses, suizos) se establecen en nuestro Wallmapu ancestral por las políticas del Estado, una vez que los ejércitos de Chile y Argentina consolidan a sangre y fuego la ocupación de La Araucanía hacia el año 1881, lo que significa para nuestra Nación originaria: invasión, genocidio, ocupación política y militar de nuestro territorio ancestral desde el Puelmapu hasta el Gulumapu. Situación que se mantiene hasta la actualidad.
Así, con políticas de colonialismo, los alemanes se instalaron principalmente en el sur de Chile de forma paulatina y muy violenta (racista). Con la ayuda del Estado se fueron haciendo de muchas tierras y recursos que históricamente pertenecieron a nuestro Pueblo, a la identidad territorial mapuche y huilliche.
Fueron Valdivia, Osorno y Llanquihue, las principales zonas de asentamiento para los colonos alemanes. Durante la colonización de estos territorios, la actividad económica de los colonos estuvo centrada al inicio en la venta de madera producida por la tala y roza de los lugares en que se asentaron, donde la siembra y cosecha de productos agrícolas, y la ganadería ovina y bovina, interviniendo las tierras ancestrales.
En la actualidad, los descendientes de alemanes no sólo son poseedores de casi toda la territorialidad ancestral huilliche en su conjunto, con la actividad forestal, sino que tienen diversas inversiones capitalistas que atentan contra nuestro Itrofilmogen (todas las formas de vida) -con lecherías, cervecerías, frutícolas. Inversiones que sustentan el andamiaje de ese poder de dominación que no solamente es ideológico, también es cultural y ahora pretende ser político y doctrinal, para así posibilitar una dominación neocolonial racista, que tiene como objetivo de fondo el exterminio de nuestras comunidades. Para tal efecto, se utiliza y utilizará el modelo de colonialismo por asentamiento en base a estrategias de la ocupación por desposesión. Por eso el objetivo de estas campañas políticas es controlar absolutamente todos los poderes del Estado.
Aquí no resulta menor recordar lo que significaron los enclaves alemanes como el de Colonia Dignidad, que por cierto fue un reducto de los fascistas y nazis en tiempos de la dictadura civil militar de Pinochet, un enclave que fue un centro de adiestramiento, de tortura y degradación humana sin límites.
A su vez, se debe señalar que la inversión alemana en Chile es de USD 1.019 millones, según indica InvestChile. Y que la inversión alemana en el Wallmapu (principalmente en las regiones de La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos) tiene un carácter particular privado, herencia de la colonización, y donde los proyectos actuales se dividen en distintas inversiones que atentan e intervienen en el territorio, y que se disfrazan con las llamadas Energías Renovables. Ejemplo son las empresas alemanas WPD Chile (con sede en Bremen, Alemania) que son proyectos de parques eólicos en el sur, en las regiones de Los Lagos y Los Ríos, así como es el Parque Eólico Malleco, con una inversión de US$ 500 millones y con una instalación de 77 aerogeneradores que implica una gran intromisión en nuestro territorio, afectando hábitats, con impacto en la fauna y la alteración de la topografía, inversiones que se impusieran sin consulta a las comunidades mapuche.
Otro ejemplo es el del hidrógeno Verde (H2V), donde Chile sería socio estratégico para Alemania en la Estrategia Nacional de H2V. Si bien los proyectos más grandes están en el extremo sur (Magallanes), nuestro territorio ancestral también se considera clave para el desarrollo de la cadena de valor y el know-how. Es el caso de COMASA H2V Lautaro, Malleco, con una inversión de US $30 millones. Para su producción se debe utilizar una gran cantidad de recursos hídricos (ríos y lagos), generando residuos derivados del proceso de purificación de agua y la operación de las plantas, lo que produce contaminación de suelos y acuíferos de nuestro territorio.
Frente a esta realidad y a las nuevas aspiraciones colonialistas, sin lugar a duda que, si el próximo presidente de Chile es un alemán, este impondrá un sistema de dominación muy cruento contra nuestra nación originaria y contra los demás oprimidos de Chile, porque se profundizará el modelo neoliberal a ultranza, no sólo con la invasión de las forestales.
Durante esta campaña presidencial se planteó la posibilidad de indultarlo por parte del ex candidato Eduardo Artés, idea que se dio en medio de las discusiones de un indulto a violadores de derechos humanos. ¿Qué opinión le merecen estas propuestas tan disímiles, sobre todo ahora que ya se sabe quiénes van al balotaje en diciembre?
En el escenario actual y confirmada una segunda vuelta entre la candidata del continuismo y de la ultraderecha, solo queda rescatar lo planteado por el profesor Artés, quien como ex candidato a la presidencia propuso públicamente la posibilidad de un indulto a mi persona. Al respecto, creo que el profesor Artés tiene la más alta convicción de la justeza de la Causa Mapuche, ya que su propuesta de un indulto a un dirigente mapuche refleja no sólo su comprensión de las razones históricas de nuestras reivindicaciones territoriales y políticas, sino su afecto y compromiso con las causas justas.
Agradezco públicamente su planteamiento porque entiendo que su posición de indultarme se extiende también hacia todos los presos políticos mapuche que estamos en diversas cárceles (la mayoría en concesionadas) y que en la actualidad hemos de sufrir altas e injustas condenas por parte del Estado chileno.
Agradecimiento que también es de parte del movimiento mapuche autonomista, del cual soy uno de sus representantes, porque más que un gesto, esta propuesta representa a nuestro juicio un clamor de todos aquellos que ven en la causa mapuche una lucha justa, verdadera, absolutamente legítima y digna.
La propuesta de un indulto para un mapuche, aunque venga de la misma institucionalidad opresora, representa una forma de dar legitimidad al clamor de nuestras comunidades y nuestro Pueblo-Nación porque no es justa la prisión de mapuche que luchan por sus tierras y cultura. Así como también es una forma de legitimar la libertad de los presos políticos mapuche, demanda transversal de todo el movimiento de resistencia y de diversos sectores de la sociedad consciente no mapuche. Sobre todo porque esta demanda se hace más fuerte frente a una nueva ofensiva de la ultraderecha en Chile, que significará más genocidio y exterminio de mapuche por parte de la oligarquía chilena.
Por tanto, esta postura de Artés también representa la denuncia de que en este país existen más de 100 presos políticos mapuche por una lucha de nuestro Pueblo-Nación Mapuche que es absolutamente limpia, incorruptible y necesaria. Sin lugar a duda, la valiente posición de Eduardo Artés confronta directamente contra el actual sistema de dominación, sobre todo en tiempos en que se ciernen escenarios de mayor represión y exterminio contra las comunidades mapuche desde la ofensiva de la ultraderecha y de un Estado que ha retomado su naturaleza profundamente racista y colonial al servicio del fascismo en Chile.
Se pudo observar cómo a Artés le tocó confrontar políticamente con representantes del empresariado (en su mayoría alemanes), quienes han ofrecido abiertamente mayor represión, ‘correr bala’ a las expresiones de resistencia mapuche. Y es en este marco que la ultraderecha aprovechó y propuso otorgar indultos y más privilegios a los criminales y violadores de derechos humanos de Punta Peuco. No está de más mencionar que estos criminales fueron condenados por cometer crímenes de lesa humanidad (como asesinatos, desapariciones, torturas), según la legislación internacional. Estos criminales cometieron actos tan oprobiosos cuando eran agentes del Estado durante la dictadura militar, y por cierto, fue con el objeto de restablecer un sistema de dominación en Chile, lo cual es abiertamente contrario a la justa lucha de nuestro pueblo por la recuperación de nuestras tierras usurpadas. Al respecto se debe ser claro. Una cosa es cometer crímenes horrendos para favorecer a los ricos y mantener las injusticias en contra de los oprimidos, y otra cosa es la lucha desde los oprimidos por hacer justicia. La lucha del pueblo mapuche es histórica, centenaria y de resistencia.
El tema de seguridad ha sido permanente en el actual gobierno y en la campaña presidencial. ¿Cómo estima las políticas de seguridad implementadas durante este gobierno en el Walmapu?
Primero hay que señalar que el gobierno de Boric ha sido el que más mal ha tratado la causa mapuche a través de sus políticas de seguridad, lo cual no sólo se refleja en el aumento de la represión en las comunidades, sobre otras medidas, sino en el apoyo incondicional a los grupos económicos que con mayor fuerza nos confrontan con sus políticas extractivistas en el Wallmapu ancestral. Represión indiscriminada, la mayor cantidad de presos políticos mapuche bajo este gobierno, con tortura y persecución en las cárceles, y con la militarización en todo el Wallmapu. Engaño y nula respuesta a las reivindicaciones en ‘comisiones por la paz’ dan cuenta del trato cruel y racista de la actual administración. Mediante un nuevo orden social y político, ha creado las condiciones para que un nuevo gobierno de la ultraderecha le declare la guerra al Pueblo Nación Mapuche. Nos queda claro que uno de los grandes legados del actual gobierno ha sido generar los términos sociopolíticos y discursivos para que una nueva gobernanza de la ultraderecha dé continuidad al sistema capitalista que amenaza los recursos naturales de la manera más brutal que se haya conocido, lo que ha permitido asegurar las inversiones de los grupos económicos principalmente en la territorialidad ancestral mapuche. Así, desde el Estado se vuelve a imponer una estrategia que reinstala un discurso y una posición antimapuche cargada de matices colonialistas y de racismo puro y duro.
Sin embargo, nuestro pueblo ha dado muestra de valentía y dignidad, enfrentando esta nueva ofensiva neofascista que se cierne en el cono sur, y seguirá asistiendo con integridad y valor, así como lo hicieron nuestros antepasados.
A partir de este análisis, ¿Cómo estas políticas de seguridad pueden ser una reconversión de lo que fue la política de seguridad nacional implementada durante la dictadura civil militar de Pinochet?
Hoy las autoridades dicen condenar la violencia, pero en los hechos, es el Estado quien la utiliza indiscriminadamente en contra de las comunidades movilizadas, para lo cual hace uso del monopolio de la fuerza, reinstalando de esta forma el poder en las Fuerzas Armadas. Es en este marco que la actual administración crea una plataforma para imponer nuevas políticas de seguridad que, a nuestro entender, es la reconversión de la doctrina de seguridad nacional, imposición proveniente del imperialismo norteamericano a las dictaduras militares que asolaron América Latina.
Es debido a estas condiciones sociopolíticas y resucitar esta doctrina como una demanda general, que la ultraderecha ha de imponer su agenda en esta materia. No sólo para incrementar la represión y la persecución del pueblo mapuche en lucha, sino para aplastar todo tipo de manifestación social y de protesta del pueblo chileno en general.
Por tanto, se impone una estrategia amplia que paulatinamente ha ido convocando a diversos sectores políticos del sistema, incluyendo al Partido Comunista. Situación que nos obliga a pronunciarnos con fuerza, señalando al respecto que, una cosa es condenar y perseguir el crimen organizado y la delincuencia común, y otra es reprimir y tratar de exterminar a las comunidades que resisten dignamente la arremetida del gran capital en el Wallmapu. Lo que favorece la implementación de descomunales recursos y esfuerzos en la persecución política a las distintas expresiones de lucha y resistencia.
Hoy en Chile, efectivamente, existe un contexto de violencia en el marco de un conflicto histórico mapuche que lejos de tener una solución se va a incrementar cada vez más, debido a la desquiciada ambición de los grupos económicos que con políticas extractivistas someten sin contemplación nuestro Itrofilmogen.
¿Cómo la reconvertida política de seguridad nacional, en vez de perseguir al crimen organizado o la delincuencia común, asegura la criminalización de la causa mapuche?
En la actualidad, las políticas de seguridad que está implementando el gobierno de Boric se fundamentan en una doctrina de orden público de tipo fascista. Por lo mismo es que la ultraderecha comienza a imponer una agenda de seguridad que vuelve a reinstalar la siniestra doctrina de seguridad nacional de los tiempos de Pinochet. Se trata de otro legado dictatorial que se traspasa para que los sectores ultraconservadores la utilicen en busca de asegurar, a como dé lugar, los intereses de los poderosos. Se suponía que con la actual administración, el Estado debía desarrollar una política sistemática de seguridad, sustituyendo esta doctrina de los tiempos de la dictadura. Debía ser una política de seguridad pública que, por sus orientaciones y características, se debía aplicar al crimen organizado y a la delincuencia común, pero que pasó a transformarse en políticas de criminalización de la manifestación social y de protesta, principalmente hacia los conflictos medioambientales y de la causa mapuche autonomista.
A nuestro entender, existe una mutación de la doctrina de seguridad nacional como cuerpo ideológico para las actuales políticas de seguridad pública, lo que a su vez ha permitido el incremento de la represión a través de nuevos sistemas de seguridad y de vigilancia. Para todos es sabido que la doctrina de seguridad tiene como característica la vulneración sistemática de los derechos humanos por parte de las Fuerzas Armadas en el contexto de los regímenes autoritarios. Al respecto, no es menor indicar que la carta fundamental de la dictadura tuvo y aún tiene como eje central mantener el principal legado dictatorial, que es la participación de las Fuerzas Armadas como custodios de una institucionalidad opresora que permita a un Estado capitalista sostener un sistema de dominación, el cual es la máxima aspiración y objetivo de la oligarquía chilena para lograr la pacificación a como dé lugar del pueblo mapuche en resistencia.
Sin duda, la actual política de seguridad pública que conlleva el fortalecimiento del Estado policial, un sistema procesal punitivo, cárceles concesionadas, una Agencia Nacional de Inteligencia (ANI), más prerrogativas a fiscales y jueces en base a información dirigida por la inteligencia política, tiene como objetivo la desarticulación de las expresiones de resistencia y reconstrucción que aún mantenemos en el Wallmapu histórico.
A nuestro juicio, la expresión más clara de la reconversión de la doctrina de seguridad nacional y que en los hechos articula todos los elementos para una mayor represión a través de un Estado autoritario, es la militarización del Wallmapu, la cual hemos denunciado abiertamente y frente a la cual resisten dignamente las comunidades.
El Estado de excepción, las leyes draconianas, los fiscales racistas, la demonización de los mapuche y weichafe, los drones, las tanquetas, los blindados y la cantidad exorbitante de efectivos militares y policías, dan cuenta de un escenario bélico contra la causa mapuche. Por lo mismo, es que puede resultar casi incomprensible cómo el Partido Comunista y cierta izquierda del Frente Amplio pueden estar a favor de extender el Estado de excepción otorgando prerrogativas a las Fuerzas Armadas para ser los garantes de la institucionalidad, creando así una plataforma neofascista que restituye el poder de la derecha y que se impone nuevamente con los militares en todo Chile.
Podemos señalar que con el gobierno de Boric se confirma que, independientemente del gobierno que esté en el poder, derecha, centro o seudo izquierda, se ha impuesto una mayor represión e intolerancia con la causa mapuche, reafirmando la verdadera naturaleza del Estado chileno, capitalista y colonial.
¿Qué opina de lo que sucede en aguas internacionales frente a Venezuela y la intervención de EE. UU, como un nuevo injerencismo en América Latina?
La invasión militar a Venezuela pasa a constituir hoy una necesidad estratégica del gobierno de los Estados Unidos. Los intereses estratégicos estadounidenses son absolutamente incompatibles con la continuidad de un gobierno patriótico y chavista como el de Venezuela, por lo cual se debe impedir su consolidación a como dé lugar. Con una política injerencista no se pudo derrocar a un gobierno legalmente constituido. Utilizaron todas las fuerzas internas que tuvieron a su disposición, las cuales resultaron insuficientes. Por ello, se pasa del injerencismo a una verdadera declaración de guerra que tiene como objetivo central la invasión militar a Venezuela.
No hay que olvidar que, cuando la incursión imperialista es a través de un golpe militar, los sediciosos representantes de la oligarquía local responden también a los intereses de las corporaciones multinacionales yanquis. Estados Unidos siempre ha persistido en su postura guerrerista para hacerse del petróleo y de las reservas del crudo. De hecho, en el último periodo esta política guerrerista de Estados Unidos de buscar mayores condiciones políticas, sociales y militares, se ha extendido nuevamente para lograr el control total del continente. Si la función de las dictaduras militares fue la eliminación del enemigo interno, ahora su objetivo principal es lograr a corto y medio plazo el control por parte de las transnacionales norteamericanas en la región. La hegemonía norteamericana es dictada por el FMI y el Banco Mundial, el Consenso de Washington y el modelo de acumulación capitalista, que se basa principalmente en la desnacionalización o en la transferencia de riqueza por la fuerza hacia las grandes corporaciones norteamericanas.
El conflicto entre Estados Unidos y Venezuela evidencia una nueva ofensiva imperialista en la región, lo que también explica la ofensiva de los grupos más conservadores de la ultraderecha por tomar el poder. La ideología norteamericana del libre mercado es conocida como neoliberalismo.
En este contexto, hacemos extensiva nuestra mayor solidaridad con el pueblo venezolano, con sus organizaciones sociales y políticas que están prestos y en disposición de la defensa de su pueblo en contra de un nuevo intento de agresión por parte de Estados Unidos.
Todos sabemos que es una farsa por parte del imperialismo el combate al narcoterrorismo (narcolanchas), y que el objetivo central de la arremetida militar en las costas caribeñas es derrocar el gobierno patriota bolivariano y así reinstalar gobiernos títeres que les resulten funcionales para saquear a este digno pueblo. Los intereses geoestratégicos de EE. UU y las corporaciones multinacionales son el petróleo.
Desde el momento en que Hugo Chávez y el movimiento bolivariano le arrebató el poder a la oligarquía venezolana y los intereses de las transnacionales yanquis se vieron afectados, Estados Unidos incrementó medidas contra ese gobierno y la sociedad venezolana en general, lo que implicó bloqueo económico y sedición desde la ultraderecha. Hoy las contradicciones están en un punto álgido y Trump ha tomado la decisión, desde el sector más guerrerista, y ha propuesto la invasión y el genocidio de este heroico pueblo.
Una posible incursión militar contra Venezuela constituye no solo una afrenta para el pueblo venezolano, sino una declaración de guerra contra todos los pueblos independientes, y naciones originarias que habitamos en el Abya Yala ancestral y que aún resistimos al capitalismo.
Una invasión militar contra Venezuela o cualquier intervención guerrerista contra este ejemplar pueblo debe unir a todas las fuerzas conscientes y revolucionarias del continente, sobre todo aquellas que con mayor convicción abrazamos la lucha anticapitalista y antiimperialista, porque sabemos de la real amenaza que se cierne sobre nuestros pueblos.
La lucha contra el capitalismo globalizado, la lucha contra el poder de los imperialismos es una necesidad histórica insoslayable y nos debe unir a todas las fuerzas que estamos por la justicia y la dignidad de nuestros pueblos, los que luchamos por la autodeterminación y las autonomías verdaderas.
De seguro, la ofensiva yanqui será contenida por el bravo pueblo de Venezuela, porque allí existen muchas expresiones de madurez ideológica y política en defensa de la soberanía, las que constituyen un ejemplo para los pueblos organizados que hacen sus procesos de reconstrucción política y cultural. Por lo mismo es que desde Wallmapu va nuestro saludo combativo al hermano pueblo Wayu, al pueblo Pemon, así como a los demás descendientes del Weichafe y líder Waikapuru.
La lucha contra el capitalismo dependiente del imperialismo yanqui resulta cada vez más necesaria.
Finalmente, ¿En qué está el movimiento y la resistencia mapuche en esta ofensiva fascista?
Como siempre hemos sostenido desde la CAM, la lucha es por la reconstrucción del Pueblo Nación Mapuche y en la actual etapa los esfuerzos principales están puestos en llevar adelante un proceso de resistencia a todo nivel. Sobre todo porque en el último tiempo con el actual gobierno, cómplice del empresariado, se ha implementado una mayor represión y la militarización del Wallmapu para favorecer la arremetida del mismo empresariado y del poder de dominación de una clase social cada vez más fascista y racista, que sólo representa a los descendientes de colonos y a los grupos económicos que persisten en el exterminio del pueblo mapuche.
Hemos de observar que más allá de los gritos de victoria que levanta la ultraderecha y los antimapuche del oficialismo gobernante, en cuanto a acabar con las acciones de resistencia, la causa mapuche no se detiene. Es más, reflota con nuevos bríos sobre la base de mantener y proyectar los lazos en materia territorial y política.
Si bien hoy somos sujetos de una nueva ofensiva neofascista en el Wallmapu histórico que podría intensificarse más aún con gobiernos encabezados por la ultraderecha chilena, las contradicciones se agudizarán y el conflicto histórico de nuestro pueblo con el Estado capitalista recrudecerá a niveles todavía no conocidos, lo que será responsabilidad de los poderosos.
La resistencia resurgirá dada la conciencia y compromiso de lucha de las nuevas generaciones de weichafe y del Newen de la Mapu que perdurará por siempre.
Resistencia que han retomado las comunidades que han abrazado la política del control territorial, lof que no abandonarán el camino asumido de luchar sin cuartel en contra de los diversos proyectos extractivistas, principalmente contra las forestales y centrales hidroeléctricas, toda vez que estas persisten con el despojo y la depredación de nuestros territorios, considerados sagrados.
Reivindicamos la continuidad de la lucha mapuche autonomista y revolucionaria porque existen inversiones que atentan contra las comunidades y sus reivindicaciones, porque atentan contra la naturaleza y contra nuestras formas de vida, porque pretenden el exterminio de nuestro Itrofilmogen. La lucha seguirá y será más fuerte porque aún existe un movimiento que estamos por la autonomía y por las transformaciones verdaderas que restituyen nuestro mundo mapuche en el concepto más amplio. De hecho, el fortalecimiento de nuestro Mapuche Kimun ka Mapuche Rekiduam, ha hecho posible que renazcan con mucho Newen Pu Kona ka Pu Weichafe, dispuestos a dar su vida si es necesario para la reconstrucción nacional mapuche.
Frente a la ofensiva neofascista que representa Kast y el coloniaje, se antepondrá un gran movimiento de resistencia por la reconstrucción de nuestro pueblo. Y las acciones no se detendrán porque ante cada abuso e injusticia del sistema de los empresarios, de los colonos, la respuesta vendrá de lo más profundo de nuestra esencia mapuche. Porque no se actúa con lógica winka ni occidental, ni como defensores medioambientales, como nos llaman los «progres». Tampoco como luchadores sociales o como políticos pragmáticos, como se definieron los constituyentes, sino que se lucha como Mapuche, porque somos Mapuche y cada vez que se atenta contra nuestra Ñuque Mapu, contra nuestros Lof, contra nuestros presos políticos, habrá una respuesta con todo el Feyentun y Newen de la Mapu.




