LOS «ROUNDS» DEL SIGLO VENEZOLANO
Por José Roberto Duque
«El ascenso de Nicolás Maduro a la Presidencia de la República se produjo en medio de otro ataque inmisericorde, ya con intromisión directa y cada vez menos disimulada de factores transnacionales (Colombia, Estados Unidos) y vuelta al trámite de la destrucción de bienes, cierre de vías públicas y asesinato de personas por su origen y apariencia».
Estos son los más notables 11 rounds peleados por el chavismo y por Venezuela en condiciones de alta tensión social en 20 años: los episodios en que los venezolanos debimos sufrir los rigores de la alteración drástica de nuestra cotidianidad, físicamente y también mediante la inversión de grandes dosis de energía emocional.
Incluye este terrible round once que estamos peleando.
Primer round: Antes de la toma del poder
El apoyo popular a Chávez, antes y durante su candidatura presidencial, y luego en sus primeros años de gobierno, desenterraron monstruos que se creían o se suponían debidamente sepultados en nuestra sociedad: el racismo, el desprecio de una autodenominada “clase pensante” o “sociedad civil” al ser pobre, indígena, africano y campesino encarnado en el presidente que ascendía al poder.
Round de indefiniciones, de contradicciones y balbuceos, como toda etapa germinal.
Segundo round: Deslaves y reorganización
La comúnmente llamada “tragedia de Vargas” significó una hecatombe en varios sentidos. Uno de ellos, la obvia desgracia puntual de las poblaciones costeras y de algunas zonas de Caracas, y luego un fenómeno en el que no nos hemos detenido con bastante rigor o atención: la profundización del odio o desconfianza de pueblo a pueblo que significó el traslado de miles de damnificados a otras zonas de Venezuela.
Como suele ocurrir con todo transplante forzoso, las medidas de traslado y reubicación de comunidades enteras generaron un previsible choque cultural. Donde hubiera sido deseable que se impusieran la armonía y la empatía florecieron el rechazo y el triunfo de los prejuicios. Todavía uno hoy se tropieza en cualquier lugar de Venezuela con testimonios de este tipo: “Este pueblo era sano y no había delincuencia, hasta que trajeron para acá a los damnificados”. Tarea importantísima y pendiente.
Tercer round: Golpe de Estado y sabotaje 2002-2003
El primer estremecimiento de mediano o largo alcance sobrevino cuando el fascismo empresarial logró deponer fugazmente a Hugo Chávez del poder, en un golpe de Estado en el que debimos activarnos como factor callejero de agitación. Muchos dicen en público que sin la irrupción del pueblo no hubiera sido posible el regreso de Chávez a Miraflores, aunque en privado digan que ese fue un asunto que decidieron los militares. Pero el episodio nos dislocó como sociedad.
No se había disipado el humo de los cañones cuando las mafias gremiales volvieron a lo suyo y paralizaron buena parte de los procesos vitales del país, empezando por la industria petrolera y el comercio. Cuando los ricos y acomodados esperaban que colapsáramos y nos rindiéramos, sobrevivimos renunciando a la ciudad industrial y volviendo a viejas prácticas salvadoras: leña, conversa, solidaridad y trueque.
Cuarto round: Guarimbas y vaguada
La primera vez que se masificó la palabreja “guarimba”, asociada al concepto sabotaje e insurrección callejera, fue en 2005, año que además registró un nuevo episodio meteorológico de lluvias sin control, más damnificados y sensación de destrucción generalizada.
Las guarimbas fracasaron porque el sifrinaje creía que paralizar El Cafetal, Altamira y las urbanizaciones de clase media iba a paralizar al país.
Quinto round: RCTV, manosblancas y derrota electoral
Año 2007, irrupción de la generación manosblancas y nalgas al aire, acicateadas y financiadas por las cúpulas empresariales y los partidos neonazis. Aunque se sigue hablando en términos de “fin de la concesión” de RCTV, la verdad es que ese canal estaba disparando sin misericordia contra el proyecto chavista y el chavismo le arrebató el arma.
Paralelamente, o como consecuencia, ese año sufrimos la primera derrota electoral del chavismo, cuando el Comandante propuso una Reforma de la Constitución y un puñado de hambrientos de poder se la embasuró con propuestas ridículas e inaplicables. Año de violencia callejera, de fascismo puro y duro mostrando las uñas desde las universidades, de muertes sin sentido.
Sexto round: Tercera vaguada del siglo y GMVV
Por tercera vez los elementos entraron a jugar duro contra la precaria urbe heredada de otro tiempo y otro modelo, y miles de personas volvieron a perder sus casas bajo las aguas enfurecidas. Esta vez el Comandante respondió con una medida decisiva: la creación de refugios en las sedes de instituciones del Estado para que los damnificados permanecieran mientras se les construían sus viviendas.
Nació así la Gran Misión Vivienda Venezuela y la configuración de las ciudades experimentó una transformación que todavía hierve y se siente.
Séptimo round: Muerte de Chávez y terrorismo
El ascenso de Nicolás Maduro a la Presidencia de la República se produjo en medio de otro ataque inmisericorde, ya con intromisión directa y cada vez menos disimulada de factores transnacionales (Colombia, Estados Unidos) y vuelta al trámite de la destrucción de bienes, cierre de vías públicas y asesinato de personas por su origen y apariencia.
Los partidos Voluntad Popular, Primero Justicia y otras facciones de la ultra derecha, financiaron la activación de jóvenes politizados y también de delincuentes sin visión política de la violencia, creando conmociones severas en varias zonas, incluyendo vías de alta circulación de vehículos.
Fue el año en que encarcelaron al “Mandela venezolano”, Leopoldo López, de quien se decía que si era rozado con un pañuelo de seda el país estallaría en mil pedazos. En su nombre fueron enviados al sacrificio más estéril varias docenas de muchachos, el presunto superhéroe fue preso y el país no estalló para salvarlo.
Octavo round: Guerra económica en profundidad
Nicolás llega al poder y, partiendo tal vez del supuesto de que la muerte de Chávez conllevaría al fin del chavismo, la maquinaria hegemónica afiló sus procedimientos de ataque, desestabilización y derrocamiento. Un error de cálculo del gobierno propició la fuga masiva de divisas (recordar los raspacupos). Fuga o expropiación masiva de la moneda física y de los productos vitales venezolanos (medicinas, alimentos, productos de higiene y limpieza) hacia Colombia.
El año 2016 tal vez sea el de mayor profundización de nuestras penurias: escasez o desabastecimiento, hambre, destrucción y desaparición (y reaparición en las calles de Cúcuta) de nuestro bolívar. Para cerrar ese año macabro, la plataforma que gestionaba los procesos bancarios fue saboteada a principios de diciembre y nadie pudo disponer de sus recursos monetarios.
Vuelta al proceso llamado desurbanización o ruralización: nuevamente derrotamos al consumismo y a la nostalgia por “aquellas navidades”. Es el año de profundización del éxodo y su uso propagandístico; la presunta “diáspora venezolana” le comenzó a llenar los bolsillos a las clases políticas dominantes de América del sur, ya que recibir inmigrantes venezolanos se les paga bien, no a los inmigrantes sino a quienes propagandizan con sus penurias.
Noveno round: Terrorismo 2017-2018
Fue una reedición del séptimo round, primero de altísima intensidad (cierre de vías, asesinato masivo de ciudadanos chavistas o en situación de pobreza, propagado por medios y redes), y después, cuando en la forma “paralización en cómodas cuotas”: cierre de vías principales, a ver si el fenómeno le destruía los nervios a la colectividad. Nada: de pie seguimos.
De nada les sirvió asesinar y enviar a la muerte a muchachos a los que previamente les pagaban por jornada, los disfrazaban con un adefesio medieval que ayudó a construir una falsa epopeya de “libertadores”, y después uno de sus jefes o estimuladores huyó con lo que quedaba de los “sueldos” a casa del embajador de Chile.
Décimo round: Amenaza imperial directa y sabotaje energético
El complot y la intromisión descarada de Estados Unidos y sus gobiernos satélites en Venezuela protagonizaron en 2019 su más despiadada orgía, que incluye bloqueos, amenazas y exigencias de rendición desde los países vecinos. Año de sabotaje contra las fuentes y productos energéticos.
Todo lo que proporciona energía y movimiento a los ciudadanos venezolanos y a Venezuela como país ha sido objeto de ataque brutal y continuado: se ha destruido o entorpecido la generación o el acceso a alimentos, electricidad, gas doméstico, combustibles fósiles, agua. Y, una vez más, el retorno a las prácticas anteriores al secuestro masivo en ciudades capitalistas nos ha mitigado el sufrimiento o redimensionado las claves de la vida en dignidad.
Undécimo round: Pandemia
En la larga preparación de cara al colapso (seguimos sin saber exactamente qué habrá de colapsar) se ha atravesado esta situación actual, que no es venezolana, pero ha propiciado el más grotesco ensañamiento por parte del fascismo transnacional. La humanidad se ha volcado sobre su propia necesidad de sobrevivencia mediante el trámite del reposo, el aislamiento social, la detención parcial y temporal de algunos procesos del aparato capitalista.
La sociedad humana es un cuerpo enfermo que necesita descansar y detener sus procesos, y esto es o puede ser doloroso, incómodo y traumático.
En semejante situación, el ataque antivenezolano no se ha detenido, sino que recrudece. Estados Unidos y sus servidores han decidido re-crear aquí una fantasía mediática que funcionó en Panamá, Libia e Irak, entre otros escenarios: amenazan con derrocarnos porque, de pronto, somos los culpables de que a los ciudadanos estadounidenses les gusten tanto las drogas y sientan impulsos irrefrenables de consumirlas.
Rebatir esa estupidez con los discursos y con los hechos es fácil. Pero la verdad ya no convence a nadie; la propaganda tal vez haga dudar incluso a los fanatizados, pero la verdad no. No es diciendo ni demostrando verdades como se detendrá el aparato de guerra de Estados Unidos contra Venezuela.
Culminada la cuarentena y disipada la pandemia, seguiremos bajo ataque. Hasta que algo o alguien colapse, o incluso más allá del colapso.
Fuente: Misión Verdad