Por Vocesenlucha

«Regresando hacia el hotel desde el CNE, avanzamos por la autopista hasta que el corte de la ruta por parte de motorizados de la oposición nos obliga a virar 180 grados y regresar en sentido contrario».

20 de agosto de 2024

La fuerza de los medios de comunicación y su censura a cualquier posición crítica han potenciado un discurso apocalíptico y coherente. Los ideólogos y pensadores de la posmodernidad copan el espacio con sus discursos y las editoriales publican sus propuestas. Los textos en boga someten al lector a un continuo bombardeo de ideas fuerza cuyo mensaje es plano pero efectivo. De tanto repetirlo se torna realmente vigente, no hay duda: la realidad es inmutable.

Marcos Roitman Rosenmann

Han pasado tres semanas desde la noche de las elecciones presidenciales de Venezuela, momento en que gracias a nuestra participación como acompañantes internacionales tuvimos el honor de vivir en el Palacio de Mirafores la victoria del chavismo junto a un gentío que celebraba alegre. Una nueva victoria popular que en horas venideras requeriría algo así como un estado de épica y combate permanente ante la reacción que se viene.

Venezuela hoy continúa en la palestra, inaugurando portadas, pintando hojas y hojas de tinta en grandes periódicos, consumiendo minutos en noticieros de televisión y radio e inundando como nunca las nuevas formas de la comunicación propias del mundo digital y el algoritmo. Si en algún rincón del planeta alguien lo desconocía, hoy ya sabe que en Venezuela reina una tiranía regida con mano de hierro por el tirano Nicolás Maduro.

Tras años despreciando la vía electoral, y al fin con una candidatura unitaria que no conseguían desde 2013 con Capriles, la extrema derecha venezolana pone todas sus fuerzas y mecanismos en marcha. Y eso implica al cuerpo del que depende el brazo burgués nacional de “los apellidos”: el sistema imperial y su fábrica de sentidos, especialista en crear realidades paralelas. Desde meses antes de las elecciones presidenciales, la caverna mediática internacional interpreta al unísono la misma partitura. Preparando el escenario de cara a las diferentes variantes resultantes en los comicios, se lava la imagen de María Corina y su escudero Edmundo para presentarlos como los adalides de la democracia y la libertad en Venezuela. Se engordan burdamente las encuestas dando ganador a Edmundo por 70 u 80% de los votos. Se propaga la idea de una victoria segura y se instala, ante sus bases y ante el mundo, la hipótesis indiscutible de que si la dupla Corina – Edmundo no gana las elecciones, estaremos ante un fraude. “La derrota política ya se la dimos porque toda Venezuela piensa que ya ganamos”, afirma triunfante la “candidata-no candidata” días antes de las elecciones. “El régimen ya no tiene gente”, asegura. Para el relato hegemónico la amenaza del fraude electoral pende como espada de Damocles sobre Venezuela.

Como contamos en la anterior entrega de esta crónica, la noche del 28J la derecha opositora desplegó a sus militantes en los centros electorales para estimular el malestar de su gente y calentar el ambiente bajo la idea de que el gobierno maquinaba el fraude. Fuimos testigos en dos centros educativos de Caracas de cómo esos grupos de opositores a los que llaman “comandidos” presionaban para el cierre de las urnas, viviéndose momentos de tensión que coreaban el preludio de la sinfonía venidera.

La noche electoral, tras el comunicado del CNE, María Corina dio una rueda de prensa junto a su escudero:

“queremos decirle a todos los venezolanos y al mundo entero que Venezuela tiene un nuevo presidente electo y es Edmundo González Urrutia. Ganamos y todo el mundo lo sabe. Esto ha sido algo tan abrumador, tan grande, que hemos ganado en todos los sectores del país, en todos los estratos del país, en todos los Estados del país. Edmundo González Urrutia obtuvo el 70% de los votos, y Nicolás Maduro el 30%. Esta es la verdad y es la elección presidencial con el mayor margen de victoria de la historia”.

Cualquiera que conozca medianamente Venezuela y las estructuras sociales y políticas territoriales creadas durante el proceso revolucionario, identifica estos supuestos resultados como una calculada invención. Una invención que cuenta con las grandes corporaciones mundiales del poder simbólico, capaces de hacer de la invención verdad universal. Henchida de semejante respaldo, la oposición desconoce los resultados electorales y llama a su gente a defender la ficción de su triunfo saliendo a las calles. Esa misma noche comienzan los primeros actos de violencia de “los comanditos”.

LUNES 29 DE JULIO. DÍA POS. EL GOLPE

Caracas, como el resto de grandes ciudades de Venezuela, amanece como un primero de enero. Las calles vacías, los comercios cerrados, las vías con escaso tránsito. No hay transporte público. La gente hoy no acude a sus trabajos. No es baladí. Este pueblo, que ya ha sufrido graves situaciones de violencia fascista, sabe identificar los momentos calientes y toma precauciones. La derecha extrema muestra de nuevo su verdadero rostro, ese que oculta la fábrica de realidades paralelas, ese por el cual Corina está inhabilitada y en otros países estaría presa.

La delegación internacional tenemos indicaciones de no salir del hotel por seguridad. Unos descansan tras la resaca electoral, otros pendientes desde temprano de las noticias. Llegan mensajes pidiendo mesura sobre lo que se comparte en las redes. Uno de esos mensajes, de un buen compañero larense, advierte: “Atención, viene una campaña de desinformación brutal. En este momento están circulando videos y fotos de la violencia de las guarimbas de 2014 y 2017 para calentar las calles y reactivar los escenarios de violencia”. Se despierta el cuidado colectivo. Es tiempo de análisis y monitoreo de la situación. También de alerta.

Nos convocan al CNE a las 11 de la mañana para el acto de proclamación. Ya en la sala esperando a las autoridades, aprovechamos para entrevistar a algunos de los acompañantes internacionales. Sixto Pereira, exSenador Nacional de Paraguay, relata:

“Estuve desde el martes recorriendo las diversas tareas, buenísima la conducta del pueblo de Venezuela, ante el cerco, ante todas las presiones del capital a través de sus medios oligárquicos, no pudieron. No hay ninguna duda de que es una elección transparente, participativa, protagónica, sin condicionamientos, sin exclusiones. Desde el momento del sufragio, para identificar la huella dactilar, la apertura para elegir los candidatos, la certificación, pasar a depositar tu voto en el buzón, y luego en la planilla de vuelta, sin presión, porque las elecciones no son obligatorias como en nuestro país por ejemplo, y hubo más del 59% de participación. En los locales electorales, nosotros estuvimos en 5, recorriendo, había presencia de todos, estaba la oposición, estaban participando todos”.

Conversamos con Watan Jamil Alabed, palestino formado por la Revolución Cubana, médico graduado en 2018 en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), que ejerce su especialidad de pediatría en La Habana.

- Nosotros fuimos invitados para participar en la segunda edición de la Alternativa Social Mundial y nos asignaron la tarea de ser veedores internacionales en esta elección”

- ¿Y qué puedes decir de lo que ha visto acá en este proceso electoral?

- Es sencillo. Las explicaciones que nos han dado, lo que hemos visto y palpado con nuestras manos, ha sido un proceso muy transparente, muy democrático, es la dictadura del pueblo, porque fue el pueblo quien eligió el proceso. Ellos no eligieron a Nicolás Maduro, ellos eligieron el proceso revolucionario bolivariano chavista. Nosotros lo vimos y lo sentimos cuando vimos a las madres, las muchachas jóvenes llorando cuando se anunció la victoria del compañero Nicolás Maduro. Fue algo muy emocionante estar ahí en Miraflores.
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Llegados a la sala el presidente del CNE, Elvis Amoroso, junto a Nicolás Maduro, el primero hace entrega al segundo de la credencial presidencial para el mandato de los próximos 6 años. Tras la intervención de Amoroso, el Presidente reelecto toma la palabra: «El CNE ha emitido un dictamen que recibo con humildad, porque soy un obrero». Alerta que “se está intentando imponer en Venezuela un golpe de Estado, nuevamente, de carácter fascista y contrarrevolucionario. Yo pudiera denominarlo una especie de Guaidó 2.0”. En su discurso se refiere al ataque cibernético contra el sistema de transmisión de datos del CNE. “He pedido que se active inmediatamente el Consejo de Estado para evaluar los acontecimientos del último mes y arrojar conclusiones sobre el sabotaje que ha vivido el proceso y el sistema electoral venezolano”. El Presidente insiste en las granjas de bots. “¿Saben lo que son las granjas de bots?”

Carlos Fazio, en un artículo de La Jornada de México que se publicará los próximos días, relata:

“Con el paso de las horas se dilucidaría por qué el CNE había declarado la victoria irreversible de Maduro sin completar el 100% de los sufragios: los nodos del sistema de transmisión del Consejo Nacional Electoral habían sufrido un ataque cibernético masivo para que no hubiera resultados esa noche y María Corina Machado pudiera “declarar” vencedor a su prestanombres, Edmundo González. El ataque para provocar un “apagón electoral” había sido lanzado desde Macedonia del Norte, un pequeño país de las ex Yugoslavia, en los Balcanes, donde un grupo de hackers se ha especializado en delincuencia cibernética a través de granjas de bots”.

El intento de golpe de Estado está en marcha. Sus redes se articulan de lo internacional a lo nacional y local. Si Venezuela fue en 2002 el primer caso de golpe mediático de la historia, puede que estemos viviendo el primer intento de golpe cibernético. Sin embargo, la nueva era del capitalismo digital no excluye viejas formas sino que las integra.

Todavía en el CNE, nos llegan más noticias sobre la violencia. Una compañera cuenta que el primer grupo de la delegación internacional que hoy regresa a sus países, camino del aeropuerto, en la vía Caracas – La Guaira, se ha encontrado con un corte de ruta a base de cauchos quemados y guarimberos encapuchados que les ha obligado a regresar, perdiendo todos ellos sus vuelos.

Regresando hacia el hotel desde el CNE, avanzamos por la autopista hasta que el corte de la ruta por parte de motorizados de la oposición nos obliga a virar 180 grados y regresar en sentido contrario. Algunos compañeros que han quedado esperando los buses a las puertas del CNE deben refugiarse de nuevo en sus instalaciones por un ataque de los grupos violentos de oposición. Son momentos de mucha tensión. La cosa se pone más fea en la tarde. En todo el país se desencadenan focos de violencia. ¿Casualidad?

La operación psicológica en marcha es de dimensiones estratosféricas. Se vale de la industria de fake news, creadora de pseudorealidades. El caos virtual del Big Data, que hace mella en los cerebros para fragmentarlos, recurre de nuevo al caos físico y material, al terror hecho carne en calles y cuerpos.

El libro “De la dictadura a la democracia”, del filósofo estadounidense Gene Sharp, utilizado por la CIA para tumbar gobiernos sin despertar el escándalo internacional, propone 198 técnicas de “revolución no violenta”. El clímax de esta especie de manual de autoayuda del golpe de estado suave es la etapa en la cual se combinan formas de lucha: acciones de calle, pacíficas, violentas, armadas, cortes de ruta, toma de instituciones públicas. Esta etapa va precedida de creación de malestar y desánimo mediante diferentes formas de guerra multidimensional (desabastecimiento, manipulación de la moneda, inflación inducida, inseguridad, paro patronal), creación de matrices de opinión de tipo anticomunista, bloqueo y aislamiento internacional y, por último, el “desarrollo de operaciones de guerra psicológica y acciones armadas para justificar medidas represivas y crear un clima de ingobernabilidad”. El objetivo: el quiebre institucional, el pronunciamiento de sectores de las Fuerzas Armadas o el proceso judicial que conduzca a la renuncia o la destitución del presidente. Conocemos varios casos exitosos de este libreto aplicado en diferentes países. En Venezuela se han ensayado esos métodos del derecho, del revés y viceversa.

Hoy la oposición vuelve a recurrir a la táctica de la violencia política. Violencia organizada camuflada en forma de protestas y respaldada por cacerolazos, que se dan, en el este adinerado de Caracas como en algunos sectores populares, donde los dispositivos hegemónicos también hacen mella. Pero lo que predomina es el clima de violencia. No la violencia espontánea propia de estallidos populares. Lo que vemos el día después de las elecciones presidenciales es, de nuevo, la violencia organizada, el terror focalizado. ¿Comienza un nuevo periodo de violencia política, dirigida y financiada, de tipo neofascista en Venezuela? Veremos.

Lo cierto es que hoy 29 de julio el escenario emula los peores momentos de las llamadas guarimbas, las protestas violentas organizadas y sufragadas por la oposición nacional y sus amos para tratar de derrocar al gobierno. Esa violencia organizada dejará un saldo lamentable, como veremos. Los objetivos y el resultado de las acciones que hoy vuelven a implantar el terror en Venezuela desnudan la esencia fascista de sus directores.

Desde nuestro hotel, en el Este de Caracas, feudo natural de la derecha, se ve un foco guarimbero. Delante de un grupo de gente de alrededor de 200 personas, la primera línea, en su mayoría encapuchada, unos a pie y otros motorizados, avanza y retrocede frente a un grupo de policías que de vez en cuando lanza botes de humo. El ritual se repite durante horas hasta entrada la noche, momento en que se retiran como quien termina su jornada laboral.

En la tarde de hoy debemos cancelar nuestros planes; la indicación sigue siendo no salir del hotel. Bajamos al hall para tratar de entrevistar a alguien de la delegación. Coincidimos con el periodista y escritor colombiano Hernando Calvo Ospina.

- ¿Qué hago yo aquí? Vine como observador internacional a estas elecciones, unas elecciones muy particulares porque uno viene aquí cuando ya la prensa mundial da por ganador a uno de los contrincantes. Uno viene a observar unas elecciones que la prensa mundial y las entidades políticas que están en contra de este proceso porque están en Washington y están en la Unión Europea ya las descalificaron. Las elecciones ya son un fraude desde hace un mes. Se llega a las elecciones con una señora que ha pedido invasión a Venezuela, que en Europa se hubiera ganado la cadena perpetua, por lo menos 30 años, en EEUU ni se diga, que ha recibido miles de millones para su campaña porque es la candidata de los EEUU y la Unión Europea.

- Esto pareciera que es jugar a la futurología. La prensa internacional tiene los resultados con anterioridad.

- Los medios de información son otros generales de la guerra. Mucho más poderosos que los generales que manejan los buques de guerra, más peligrosos que los generales de la Infantería o de la Marina. ¿Por qué? Porque ellos son los primeros que avanzan. Ellos hacen el papel de los bombarderos. Ellos vienen y bombardean y bombardean a la población en sus cerebros. Les ablandan el cerebro y después de que les tienen ablandado el cerebro viene ahí sí la Infantería. Sea los golpes de Estado, sea una acción de fuerza contra determinado gobierno. Pero es la prensa, estos generales de la guerra que son responsables de miles o millones de muertos en este mundo, porque son capaces de quitarle la dignidad a una gallina. 

Nos cuenta que ese grupito de muchachos que guarimbean apenas a 200 metros de aquí, en Colombia no durarían ni media hora cortando el tránsito. Convenimos que tampoco en España. “Aquí ves a la policía enfrente, sin intervenir, tirando alguna bombita de humo que son de risa comparadas con las bombas lacrimógenas colombianas”. “O las chilenas”, comentamos.

Pese a la propaganda hegemónica, en Venezuela efectivamente la intervención policial es muy medida en estas situaciones para evitar dar argumentos a esa matriz acusatoria que dibuja un gobierno represor. Decisión que tiene sus riesgos cuando lo que se enfrenta es el fascismo.

Quizás por eso, hoy los grupos violentos salen de su nicho habitual del Este y se atreven a incursionar en barrios populares e incluso en el centro de Caracas. Petare, Catia, la Avenida Bolívar, El Silencio, Plaza Capuchinos, la Candelaria, la Plaza Andrés Eloy Blanco, la Avenida Urdaneta… llegando incluso a una cuadra del Palacio de Miraflores. Algo nunca visto.

El modus operandi del gobierno y las fuerzas de seguridad pública en las guarimbas de 2014 y 2017 fue no confrontar y dejar que se desgastaran por sí solas, como finalmente pasó, desacreditándose entre su propia gente. Pero dejaron un saldo de 206 muertos y decenas de miles de millones de dólares en pérdidas materiales. En esta ocasión, ya en la noche y visto el nivel de violencia que alcanza la jornada, la consigna es clara: “candela que se prenda, candela que se apaga”. Las fuerzas de seguridad intervendrán y realizarán detenciones. Algo también inédito durante el proceso bolivariano y que será fundamental para el desmontaje de la violencia, como veremos.

Desde hace días conversamos con los organizadores para, como habitualmente, extender nuestro boleto de regreso durante un mes acá en Venezuela y poder seguir acompañando, en Lara y Trujillo, la Escuela de Comunicación Popular con las niñas, niños y adolescentes organizados de la CORENATs. El momento político actual incrementa nuestro deseo de permanecer aquí para cubrirlo desde Vocesenlucha. Nos comentan que está difícil, dada la situación que vive el país. Argumentamos que tenemos redes para tomar medidas de cuidado, y que nuestra intención no es estar en primera línea sino conversar con sujetos políticos del proceso. Al rato nos confirman que por seguridad la petición se ha denegado. Debemos regresar a Madrid en el vuelo de mañana. Somos obedientes. Será nuestro viaje más corto a América Latina.

Mañana es el vuelo de vuelta de la mayoría de internacionales y la consigna que se nos da es tener nuestras mochilas preparadas porque podríamos salir hacia el aeropuerto de Maiquetía en cualquier momento. Debemos tratar de llegar evitando el corte de ruta por parte de los grupos violentos de la derecha. Apenas dormiremos un par de horas.

Continuará